Andrés, ¿Carne de qué?

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Escrito por:

Tuto Santos Araújo

Tuto Santos Araújo

Columna: La Columna de Tuto

e-mail: tutinoaugusto@yahoo.es



El tema de la semana pasada fue lo que sucedió en el emblemático restaurante Andrés carne de res, donde hubo una supuesta violación.

Suceso reprochable, condenable a todas luces. Ya los jueces nos dirán, qué fue lo que en realidad pasó. Lo demás son meras especulaciones.

Empero quizás lo que más indignó fue la respuesta cínica de su dueño. La expresión misógina de Andrés Jaramillo, para justificar la supuesta violación de una niña de apenas 19 años, fue la siguiente: Estudiemos qué pasa con una niña de 20 años que llega con sus amigas, que es dejada por su padre a la buena de Dios.

Llega vestida con un sobretodo y debajo tiene una minifalda, pues a qué está jugando. Para que ella después de excomulgar pecados con el padre diga que la violaron.

Expresión que ha generado todo tipo de rechazos, en el país y con válida justificación.

Después de haber, literalmente, metido la pata, sale este señor a lavarse las manos como un buen Judas. Su restaurante, en el cual se reúnen desde poderosos empresarios, miembros de la sociedad, y muchísimos arribistas con ganas de ascender socialmente, es muy caro, lo que se paga por una botella allá, es muy pero muy inferior, en otro sitio. Bueno, pero a la gente le gusta eso, tomarse una foto con alguien famoso, qué le vamos a hacer.

Censurable la actitud de su dueño más preocupado porque se le vaya la clientela, que por los hechos acaecidos allí. Y, un último dato, la directora de la Casa de la Mujer Colombia, la Dra. Olga Amparo Sánchez, en una entrevista a un importante diario, sobre el tema de la indiferencia, que estos hechos genera en el país afirma "En la mayoría de las ocasiones nadie ayuda ni acompaña a la víctima después de la denuncia inicial, porque existe la creencia de que es un asunto en el que nadie, fuera de los implicados, debe intervenir, no sólo en cuanto a la violación sexual. Por ejemplo, la violencia de pareja es un caso típico.

En las comisarías de familia los propios funcionarios les piden a las víctimas que concilien con el victimario, lo cual las pone en un riesgo mayor porque después de la denuncia puede venir un acto más grave de agresión. El entorno familiar también tiende a minimizar la situación y pretende mantenerla en silencio".

Mi Ñapa. Según un estudio de la Dra. Juliana Castellanos, los gastos del Estado en su conjunto para el tema de la guerra, en los últimos diez años, han sido de 220 billones de pesos. ¡Qué barbaridad! Con esa dineral, se hacen muchísima política pública direccionada a lo social. Ojalá terminemos pronto esta guerra fratricida que no convienen a nadie, salvo a los guerreristas y a los que se benefician económicamente de ella.