Mentes alucinadas

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Los buenos negociadores se caracterizan por su habilidad para colocarse en la posición del contrario para entender sus motivaciones y su forma de pensar. ¿Es posible entender que pretendían las Farc con su plan de asesinar al expresidente Uribe y al Fiscal?

Lo primero que se me ocurre es que podrían estar apelando a la ley del Talión, y se sienten con derecho a pagar en especie los agravios sufridos. Si el Estado colombiano ha dado de baja a sus más importantes cabecillas, ¿cómo no van ellos a tener derecho a asesinar a un expresidente y al Fiscal?

Lo segundo, es que las Farc asumen que están en igualdad de condiciones y que son equiparables al Estado colombiano; posición irracional y alucinada desde todo punto de vista.

Las Farc carecen de la legitimidad que tiene el Estado colombiano. Además, hoy son considerados terroristas por la mayoría de las naciones civilizadas del planeta, sus jefes son prófugos de la justicia y sus relaciones internacionales se reducen a otros grupos terroristas, carteles de drogas o con gobiernos de dudosa reputación.

Teniendo todo esto en cuenta, cuando el Estado colombiano dio de baja a Alfonso Cano y similares, sus acciones fueron aplaudidas en todo el mundo menos en un par de países parias. Nadie duda de la legalidad de estas acciones. Pero si las Farc asesinaran a Uribe o al Fiscal o a cualquier otro personaje de la vida pública, recibirían inmediatamente el rechazo internacional y serían acciones catalogadas como terrorismo.

Por otro lado, el dialogar en medio de las balas, no puede llevar a las Farc a creer que esto legitima las acciones terroristas. Las conversaciones del Caguán se rompieron por mucho menos, y hoy la tolerancia de los colombianos es mucho menor. Combatir con el Ejército o la Policía es lo entendido al decir que vamos a negociar entre las balas.

Desde adentro de las Farc, se puede conjeturar que puede haber desconexión entre lo que sucede en La Habana y en el monte, o que es una guerrilla fragmentada y sin dirección, o simplemente un intento de sabotaje de aquellos que entre las filas de las Farc quieren la guerra.

Se ha dicho que hay unos frentes que no se desmovilizarían de firmarse un cese al conflicto. Obviamente son los frentes más degradados y que han hecho del narcotráfico su razón de ser. A estos les sirve la fachada que les brinda el conflicto armado para cometer sus fechorías.

Dudo que los negociadores de La Habana supieran lo que se fraguaba en suelo colombiano porque es una insensatez tan grande, que solo cabe en una mente enferma y despojada de toda lógica. Por lo menos de la lógica que conduce al cese del conflicto armado.

Si bien es cierto que las Farc tienen problemas de conexión y que por lo tanto se han fragmentado, la causa más probable del atentado es la intención de sabotear la negociación.

Este peligro de sabotaje de un sector minoritario de las Farc se mantiene latente, y si llegara a presentarse el asesinato de un personaje importante, la pregunta pertinente es si esto debería ser suficiente para dar por terminada la negociación de La Habana. Considero que no, pero habría que necesariamente replantear muchas cosas, entre esas con quien se está negociando, y a quienes representan realmente los negociadores de las Farc. Ojalá fracasen los saboteadores.



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