Miradas distintas sobre García Márquez

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Hace muchos años, cuando decidí con un compañero de estudios basar nuestro trabajo de grado en la obra literaria de García Márquez, pensamos solo en analizar su principal novela: 'Cien años de soledad'. Quedaron por fuera de nuestro proyecto cuentos del futuro Nobel colombiano.

Sus otras novelas las consideramos como intentos del autor para encontrar la forma definitiva de contar el particular mundo de su infancia. Así, pues, nos interesó todo lo que tuviese que ver con la obra y muy tangencialmente los aspectos y factores inherentes al laureado narrador.

Hoy, después de haber leído todas las obras de García Márquez y de analizar críticamente sus elementos constitutivos, visualizo al ser humano que ha creado un universo y ha sabido acercarlo al lector mediante la prosa fluida que en su pluma se vuelve mágica. Ahora hay tiempo para centrarse más en el hombre-creador que en su creación misma.

Claro que este nuevo plano del conocimiento se debe a los enfoques o diversas miradas que han lanzado sobre Gabo muchos estudiosos de su quehacer literario y, sobre todo, seguidores de sus pasos. Ellos, por diferentes vías, se han convertido en sus biógrafos.

Entre la lista larga de quienes con más persistencia se han dedicado a desentrañar las claves y enigmas del mundo de García Márquez se cuentan Mario Vargas Llosa, Eligio García Márquez, Plinio Apuleyo Mendoza, el inglés Gerald Martin, el mismo García Márquez y, últimamente, Aída García Márquez y José Luis Díaz-Granados.

Cada uno de estos escritores aborda al autor de Cien años de soledad desde puntos de vista diferentes. Vargas Llosa aportó el conocimiento que tenía de primera mano sobre su compañero de pensión en París; lo conocía tan bien --y lo apreciaba tanto-- que lo convirtió en padrino de uno de sus hijos.

Eligio relegó un poco su segundo apellido, como para que no lo asociaran con la gloria de su hermano; pero estuvo siempre alrededor del Macondo de su infancia. Plinio Apuleyo Mendoza, compañero de labores y de viajes de Gabo, realizó una extensa entrevista con el escritor; así nació 'El olor de la guayaba'. Gerald Martin se convirtió en sombra de García Márquez y logró escribir una biografía tan extensa que deja extenuado al lector; además, García Márquez, con su obra 'Vivir para contarla' opacó la publicación de Martin.

En abril de este año, Aída García Márquez, hermana de Gabriel, publicó 'Gabito, el niño que soñó a Macondo'. Para Aída, Gabriel era el dibujante de tiras cómicas, el director de teatro, el mago, el cantante y tantas cticó en su infancia y con las cuales manipulaba a sus hermanos y amigos. Como si fuese poco, hace apenas dos meses salió a la luz pública el libro 'Gabo en mi memoria', del poeta, novelista y periodista samario José Luis Díaz-Granados, también pariente de García Márquez.

Este autor recuerda el primer encuentro con su primo, sus deseos de imitarlo y, en cierta forma, cómo contribuyó la imagen de Gabo al desarrollo de su vocación hacia la literatura. Las numerosas reuniones de Díaz-Granados con García Márquez, antes y después del Premio Nobel, ilustran al lector sobre las relaciones interpersonales del escritor.

Con estas dos últimas obras el lector completa el ambiente que rodeó al hijo del telegrafista de Aracataca. Como quien dice, ahora sí, García Márquez por fuera y por dentro; porque sus parientes han cerrado el círculo abierto muchos años antes, cuando frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía recordó aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.