Escrito por:
Jacobo Solano Cerchiaro
Columna: Opinión
e-mail: jacobosolanoc@hotmail.com
Twitter: @JacoboSolanoC
Me da pena desinflar la ilusión de los uribistas, pero el resultado de la convención del Uribe Centro Democrático, no fue el más conveniente y presagia una debacle.
Al fin y al cabo en Colombia, las elecciones no las gana quien esté mejor capacitado. Francisco Santos, con sus cambiantes posiciones, menos preparación, de la misma oligarquía bogotana de su primo Juan Manuel, y con el controvertido José Obdulio de asesor, se posicionó tan rápido que logró en la última encuesta de Cifras y Conceptos, ganarle por 2 puntos al actual mandatario; presentándose como un candidato sintonizado con las necesidades de la gente, agradable y sobre todo que su carácter explosivo personifica a un grueso del electorado, que no analiza hojas de vida y se basa más en propuestas populistas; en un país donde la política se hace sin ideología, ganar es lo que cuenta.
Pero ya esto es clavo pasado, ahora tienen la exigencia de dar a conocer a un candidato inédito para el 70% del país y que de acuerdo a las encuestas está lejos de alcanzar al actual presidente, que dicho sea de paso, al disminuirse el Uribismo, su reelección recibe un nuevo aire, justo cuando un 63% de los colombianos no la quiere. Sin descartar que pueda aparecer una tercería oxigenante como opción real de poder.
No creo que a Uribe le preocupara que la presidencia se la disputaran dos primos, ni tampoco el carácter relajado de Pachito, pienso que decidió no cometer el mismo error con otro Santos, y prefirió jugarse una ruleta rusa e influyó en la convención por su ex ministro de hacienda, que en caso de que no despegue, saca un as de la manga y llega, con un Oscar Iván disminuido, a las huestes de Peñaloza para enfrentar a Juan Manuel Santos en segunda vuelta, ajustando un movimiento plural con sectores de derecha, centro e izquierda progresista. Petro y Uribe unidos por Peñaloza. Habrá que ver, en política todo puede suceder.