Los diálogos en La Habana parecieran no caminar y buscar su…varadero

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Noriega

José Noriega

Columna: Opinión

e-mail: jmartinnoriega@hotmail.com



"No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague." (Del refranero popular)

Terminaron los diálogos en La Habana y todo pareciera indicar que estamos en un punto muerto por cuanto desde la isla de Martí, -Cubita, la bella cubita- no trasciende absolutamente nada que permita inferir que estemos próximos a alcanzar la tan anhelada y esquiva paz y, antes por el contrario, seguimos sumidos en la más absoluta y absurda incredulidad,

habida cuenta que, como en el famosos bolero, se está pasando el tiempo y no ocurre nada, o al menos, no se divisa en el horizonte así sea tenuemente, alguna luz que refulja la ilusión y la expectativa de ver en esta patria cesar esas luchas fratricidas y estériles y renacer desde los escombros, como el ave fénix, y forjar una patria nueva, en donde quepamos todos y haya para todos, en condiciones justas y equitativas y estrechar esa aberrante y vergonzosa brecha social que rompe con cualquier principio de igualdad y de oportunidad para muchos.

Los representantes de la insurgencia insisten en manifestar que nunca se establecieron plazos ni términos para encontrar un punto de encuentro en la agenda, mientras que por los lados del gobierno se pide que le meta el acelerador al mismo, en el entendido que se están acabando los plazos, -¿cuáles plazos, y para qué?, y urge acordar algo, sobre todo cuando pareciera que de los mismos dependiera si se busca o no la reelección del presidente, razones que han dado lugar a que los más incrédulos sigan pregonando y cacareando que estas conversaciones no van a llegar a ningún feliz final por cuanto se le está atravesando un proceso electoral y este puede dar al traste con la intencionalidad sincera de lograr pacificar a esta tierra y terminar con este absurdo derramamiento de sangre que nos ha mantenido inmersos en un ostracismo social y económico que ha impedido que la patria se desarrolle como debería ser, sin perder de vista que por los lados de la insurgencia pareciera no existir prisa alguna y solamente quiere seguir manteniendo una expectativa, máxime cuando, mientras por allá se conversa a manteles, por acá siguen echando bala a diestra y siniestra y desestabilizando a regiones que en medio del desespero también se resisten a creer que se pueda conseguir la paz, aunque es lo que más anhelan.

Es imperativo que la partes se sinceren sobre realmente qué es lo que quieren o pretenden, porque se observa claramente que pareciera que cada una de ellas camina por rutas diferentes, además que los hechos de ambos bandos tampoco ayudan mucho, y es por ello que se requiere tomar determinaciones tajantes y frenteras, tales como que se pueda pactar un cese al fuego, desde cualquier puto de vista, al igual que cesen las hostilidades hacia la población civil, al tiempo que el Ministro de la Defesa deje de seguir siendo el botafuegos que es y modere su pendenciero e incendiario vocabulario, porque no se entiende cómo él, que hace parte de un gobierno que quiere y busca la paz, -al menos eso parece-, se convierta en una ametralladora verbal que no para de repartir y disparar mandobles por doquier, porque así de esa forma va a ser bastante difícil lograr el objetivo y es por ello que los representantes de la insurgencia presentes en la patria de Maceo también reclaman mayor cordura, pero en fin, dialogar en medio de las balas tiene esas consecuencias y de allí el pesimismo que se experimenta en gran parte de la sociedad, la misma que le reclama y exige a ambos bandos que demuestren con hechos si de verdad en ellos existe la grandeza de los hombres que quieren terminar un conflicto o si, por el contrario, quieren seguir derivando réditos políticos de esas antropofágicas actitudes que, día tras días, despedazan la patria

Si nos centramos en el punto de evaluación de los diálogos que llevan un año, observamos que los resultados son más bien famélicos y sin consecuencias sociales que infieran visualizar un horizonte claro y limpio y eso pareciera mostrar que las cosas no están marchado de la mejor manera posible y mucho menos cuando el presidente, acorralado por mostrar verdaderos y auténticos resultados sociales que le den un respiro en el descenso vertiginoso de las encuestas que le está embolatando la reelección, se muestra desafiante y le reclama y exige a las fuerzas militares que recrudezcan la ofensiva sobre los bloques oriental y sur, en el propósito de dar cacería a algunos líderes icónicos de la guerrilla y en medio de esa maraña de conversaciones el pueblo sigue impávido la misma sin saber para dónde coger

El país queda pendiente y a la expectativa de lo que ocurra a partir del próximo 22 de octubre cuando deban reanudarse las conversaciones y ojalá que las partes puedan sincronizar sus relojes, acordes con las necesidades del país y no con las propias de ellos, ya que, acuerdo con la posición de la insurgencia, correr y poner fechas límites conduciría a precipicios, mientras por los lados del gobierno es menester meterle el acelerador al asunto para entronizar el asunto con la posibilidad de que el presidente tenga elementos de juicio más creíbles y válidos para postular nuevamente su nombre a la reelección, porque así como van las cosas, pudiera darse que en la puerta del horno se está quemando el pan, al punto que el presidente está considerando la posibilidad de suspender e inclusive, romper los diálogos.