El maquiavelismo como arte de gobernar

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Escrito por:

Alfonso Lopez Carrascal

Alfonso Lopez Carrascal

Columna: Pedagogía Constitucional

e-mail: lopezcarrascal@yahoo.com



Gobernar no es fácil y como se afirma en las tablas de Peter todos tenemos nuestro grado de incompetencia y eso es lo que pasa en Colombia con muchos de los que gobiernan que miran el poder como el cuarto de hora para llenar las alforjas de ellos y de sus familias. Lo mas enojoso que puede tener un gobernante es contar con asesores o equipo de gobierno inferior al hombre que manda.

El mejor ejemplo lo debemos tomar del presidente Obama en los Estados Unidos que pidió a once de sus profesores en la Universidad de Harvard que fueran sus asesores y ahí vemos a Obama enfrentando el temporal con el presupuesto y la grave oposición republicana. Hasta el ministro de Economía de Lula en el Brasil lo llamaba Obama para consultarlo por haber sido su profesor y es muy distinto poner un equipo académico que no conoce de administración a un grupo de asesores superior al mandatario, que no debe temer que sus subalternos sean superiores a él.

De todas maneras para eso el mandatario es capitán de su nave y no los otros sin caer en la soberbia o el falso caudillismo. Ya no estamos en la época de los Príncipes de Europa y eso quería Maquiavelo asesorar al Príncipe. No obstante que esa obra es un manual de ciencia política hay que estudiar al Príncipe dentro de un contexto del poder político y el sabio arte de gobernar.

El trabajo de gobierno ya no puede ser unipersonal sino un trabajo de equipo y para quienes nos gusta el estudio de la historia política de Colombia debemos admirar que el presidente Guillermo Valencia que se la pasaba cazando patos en su finca del Cauca y cuando el Frente lo escogió para ser presidente, él no sabía nada de gobierno pero él preguntaba por los hombres más capaces y dinámicos de su época y así iba nombrando y allá donde Blanca Varón sus ministros lo ponían en conocimiento de sus actividades y la historia lo recuerda como uno de los mejores presidentes.

En la pasada crisis de ministros vimos que muchos de ellos eran inferiores al Presidente por su dinámica de gobierno y salieron pero el gobernante no debe quemarse con los suyos como le pasó al presidente anterior que por poco se pone a estudiar derecho penal para sacar a los suyos. El problema de un gobernante tampoco es ser guerrerista y escoger a los zombies que quiera. No, gente pensante que lo ayude en equipo a pensar.

Los amigos de antes para gobernar no pueden ser los mismos de hoy y si bien hoy no hay coincidencia entre poder político y razones religiosas o morales el gobernante debe obedecer a una ética social ni creer como lo señala Maquiavelo de que el fin justifica los medios y por tanto debo enriquecerme para enfrentar gastos políticos de gobierno o de situaciones judiciales que deba enfrentar.

Y todo me sea permitido, máxime cuando estamos en Colombia asistiendo a un Estado Social de Derecho y el propio gobernante debe ser garante de los derechos y garantías fundamentales. Por tanto, el poder dejó de ser absoluto hace rato y por eso el tiranicidio fue implantado por la revolución francesa en que los reyes dejaron rodar sus cabezas.

El Maquiavelo de hoy debe ser un buen consejero que atine por el buen gobierno lejos de dividir a los gobernados entre sus amigos y los que no lo son. Aprender que debe ser un buen padre de familia y recordar la semiótica del signo libra en que algunos hemos nacido, por la balanza.