El tiempo va pasando y santa marta sigue esperando

Columnas de Opinión
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Escrito por:

César Serpa Vega

César Serpa Vega

Columna: Opinión

e-mail: cesarserpavega@yahoo.com



Los samarios en general seguimos esperando con paciencia (aunque cada vez más reducida) a que se vean materializadas tantas promesas de obras, proyectos, revoluciones, transformaciones y demás cuestiones necesarias y urgentes para el desarrollo, progreso y mejoría de nuestra calidad de vida cotidiana.

Muchos Samarios (más de 70 mil) cumplimos con el compromiso ciudadano de votar por una opción electoral que se consideraba alternativa o diferente al sistema democrático tradicional local, por lo que seguimos a la expectativa de que se cumplan las promesas ofrecidas, ó que por lo menos se vean cambios tangibles y evidentes que muestren diferencias profundas con el gobierno anterior.

Tanto los electores, como los Samarios en general, necesitamos reafirmar dicho voto en lugar de arrepentirnos de él, y para eso se le sugiere respetuosamente a la administración actual que actúe de una forma más contundente ante los problemas neurálgicos de la ciudad; a estas alturas es conveniente que la Alcaldía se enfoque en unas cuantas metas cumplibles, ya que la gente se desespera porque prácticamente estamos pisando la mitad del mandato constitucional otorgado en las urnas con tanta esperanza.

Santa Marta es una ciudad relativamente pequeña, lo que le da a los líderes y gobernantes una cierta ventaja al momento de identificar, planificar y solucionar las diversas y complejas problemáticas de toda ciudad capital ó distrito. Si bien es cierto, y siendo realistas y objetivos, tenemos que reconocer que los problemas que padece Santa Marta No son culpa de la administración actual, pero también es cierto que dichos problemas son históricos y bien conocidos por todos, por lo cual ya debería ser hora de que por lo menos viéramos resultados contundentes en algunos de ellos, como es el caso de nuestro indignante, deprimente y espeluznante sistema de salud distrital, el mediocre sistema educativo local (traducido en los vergonzosos resultados que obtienen nuestros estudiantes en las pruebas nacionales y la falta de cultura ciudadana en general), el pésimo sistema de transporte urbano (falta de rutas, impresentable parque automotor, etc.), la falta de espacios de recreación y esparcimiento para los ciudadanos y sus familias, y otros temas básicos y fundamentales que siguen pendientes por resolver y que No nos ha permitido hacer esa transición desde el pueblito de provincia que somos prácticamente, hacia la ciudad que supuestamente ya deberíamos ser.

Nuevamente se hace un respetuoso llamado a todas las fuerzas vivas (gobernador, alcalde, concejales, líderes comunitarios, empresas y comercios, asociaciones cívicas, activistas sociales, ciudadanos del común, etc.) a que busquemos espacios democráticos participativos (asambleas, consultas populares, cabildos abiertos, etc.), para que entre todos definamos unas cuantas metas básicas realizables, viables ó cumplibles al mediano plazo, definiendo un cronograma de estricto cumplimiento y una ejecución de recursos abierta y transparente (que sea expuesta en vallas públicas para que todos podamos hacerle seguimiento y control).

Soñemos con ser pioneros y ejemplo nacional de un proceso de desarrollo concertado por la mayor cantidad de ciudadanos de un mismo ente territorial. Qué gratificante sería que lográramos por ejemplo, definir entre todos las prioridades presupuestales del distrito, para que los recursos se enfoquen en cuestiones como la consolidación de una nueva red hospitalaria local que sí sea eficiente, ó la remodelación de los colegios públicos distritales, ó la readecuación de los parques públicos barriales, ó la recuperación por fin del Polideportivo, y yendo más allá, de la Villa Olímpica completa (estadio de fútbol, estadio de beisbol, coliseo múltiple mayor y menor, piscina olímpica). Eso sí sería algo revolucionario y esperanzador.

Tenemos que educarnos y concientizarnos sobre el poder de la democracia participativa; si las autoridades locales fomentaran, propiciaran y apoyaran los mecanismos directos de participación ciudadana, todos podríamos contribuir, aportar, aconsejar y legitimar aún más el mandato popular y su respectivo plan de desarrollo, es más, por esa misma vía podríamos hasta llegar a definir la verdadera vocación de la ciudad: el turismo sostenible por encima de carbón contaminante.

Esta es una sola muestra del poder de una ciudadanía educada, concientizada y empoderada, la cual tendría una participación más responsable y activa, para que No le sigamos echando la culpa de todo al mandatario de turno, y lo más importante, para que el tiempo No siga pasando y Santa Marta esperando su añorado futuro.