Sanguijuelas de votos

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Escrito por:

Fuad Chacón Tapias

Fuad Chacón Tapias

Columna: Opinión

e-mail: fuad.chacon@hotmail.com



Este parece ser un buen momento para reconocer, con el patrocinio del hastío de cualquier colombiano de a pie, que los honorables congresistas de nuestra humilde nación son los seres más despreciables que hayamos visto jamás. Mientras estas líneas son leídas, en el Capitolio Nacional un tinglado conocido como la "Operación Tortuga" se ejecuta, es decir trabajar más lento de lo normal, sí, tal parece que el legislativo puede ir más despacio aún.

Todo es parte de un chantaje en masa al gobierno para que firme un par de pálidos decretos que les devolverá el 30% del salario que una valiente sentencia del Consejo de Estado les arrebató, so pena de hundir de un pupitrazo la reforma a la salud que, para bien o para mal, es mejor que lo que tenemos hoy.

Es inevitable no sentir que mi paciencia de elector se encuentra colmada con este descaro. Cualquiera sabe que un significativo sector de los personajes allí sentados llegaron a atracar a manos llenas las arcas del Estado, no es mentira que en ciertos despachos cada ley o contrato viene en contraprestación de una generosa comisión, un favor, un polvo y en general cualquier cosa que pueda satisfacer los deseos corruptos de algunos orondos representantes. Pero al sabotear de frente la legislatura dejaron al descubierto este pacto tácito que tenían con los votantes.

Francamente estoy cansado de que mis impuestos paguen los impunes güisquis con los que celebran cada que se salen con la suya, no quiero seguir subsidiando sus orgías y prostitutas con mi declaración de renta, me tiene harto que viatiquen con mi dinero los viajes en los que reparten sus sobornos a esos caciques y gamonales que a punta de tamal y bultos de cemento les aseguran su curul cada 4 años. Me desespera ver que la casa de la democracia, supuestamente el faro de la institucionalidad, se ha convertido en una mundanal cloaca, donde parece que lo peor de la sociedad va a parar, aunque a veces una que otra joya valiosa se cuele sin querer.

Me tiene enfermo tanto Corso, tanto Roy y tanto Gaviria, con sus embarradas monumentales, excusas cínicas y explicaciones sonsas que preceden a una nueva embarrada. Me niego a creer que este país se encuentre reflejado en ellos o en los demás de la pandilla, no puede ser estos personajes sean lo mejor de nosotros porque entonces damos pena. Si son ellos los padres de la patria, habrá que cruzar los dedos y elevar nuestros rezos para que Colombia sea adoptada o, mejor aún, huérfana.

Es frustrante ver cómo cada cuatrienio los mismos nombres avasallan las urnas y siguen succionando los aportes de los contribuyentes como sanguijuelas de votos que se burlan de nosotros en la cara.

Tranquilos, sigan con su Operación Tortuga, de ustedes no esperamos nada mejor.

Obiter Dictum: ¿Y exactamente cuál fue el derecho fundamental que se le estaba violando a la Procuraduría para interponer la tutela que tumbó el primer matrimonio gay del país? Creo que ese fallo hiede a ilegalidad.



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