El país que mi primo Pablo soñó

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



En otro país, este personaje de pasado polémico y relaciones aún mucho más polémicas, entre otras cosas raras e inexplicables, jamás hubiera sido presidente; nosotros lo elegimos dos veces.

En un país que no fuera Colombia, la llegada al poder del personaje hubiera escandalizado e incluso muchos se hubieran atrevido a decir lo que solo hasta hace poco dijo Pastrana refiriéndose a un segundón, que era el triunfo del ala política del Cartel de Medellín.

Ahora, escándalo nacional porque un carnal de Escobar, también con pasado más que polémico, forma parte de la lista al Senado de Uribe.

Que Uribe quiera llegar al Senado no sorprende a nadie; su odio por las Farc y por Santos es tan grande, que es capaz de dejar de lado la dignidad de presidente para atravesársele al proceso de paz, y a Santos de paso, en la arena política.

Lo sorprendente es que Uribe tenga un número tan nutrido de acompañantes para sus aspiraciones, y cuente con un número tan alto de simpatizantes y potenciales electores. Y todavía nos preguntamos ¿por qué hay violencia en los estadios y en los barrios de las ciudades?

En un país que no fuera Colombia, la mayoría de las gentes, cansadas de la guerra y de tanto llorar muertos propios y ajenos, estaría deseosa de jugársela toda por la paz, pero no, aquí preferimos la guerra.

Las ambiciones políticas de Uribe y de sus discípulos es la peor noticia en mucho tiempo para la democracia y para el país. Si fuéramos menos ingenuos, no nos comeríamos el cuento de que el problema del uribismo es José Obdulio.

Echar a José Obdulio del uribismo, es semejante a haber querido echar a San Pedro del cristianismo. A diferencia de todos los otros, José Obdulio no es uribista sino que él junto con su jefe son el uribismo. Dos personas distintas un solo engendro verdadero.

Si en este país no nos dejáramos seducir tan fácilmente por la narrativa de tierra prometida y estuviéramos más atentos a la sustancia de la misma y a sus consecuencias, a la elocuencia de las acciones pasadas y sus efectos, no caeríamos en el burdo engaño del Puro Cuento Democrático.

En otra parte, hace rato la gente se hubiera dado cuenta de que la herencia duradera del uribismo fue la corrupción desbordada y un estado institucionalmente desacreditado por tantos escándalos y pugnas mezquinas. A esto súmenle las Bacrim.

La gesta pacificadora parcializada y los logros inmediatos de Uribe, son ridículos comparados con los daños que ocasionó, estos si a largo plazo; pero no hay peor ciego que aquel que no quiere ver. Los cultos se caracterizan por aniquilar en sus seguidores la capacidad de razonar.

Dejemos de ser tan pendejos y de andarnos preocupando por José Obdulio, carga ladrillos glorificado, o algún otro polémico integrante de la lista. Preocupémonos por detener, mientras podamos, la consolidación del proyecto mafioso y al mesías que lo dirige, porque este evangelio de odio y muerte nos puede salir bien caro.



Más Noticias de esta sección