¡Que depresión nuestros líderes!

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cecilia Lopez Montaño

Cecilia Lopez Montaño

Columnista Invitada

e-mail: cecilia@cecilialopez.com



La gran noticia política es que tres de nuestros grandes líderes tienen "una encrucijada en el alma" porque se mueven entre la rubia y la morena.

El presidente Santos porque quiere reelegirse pero las cuentas no le dan; Germán Vargas porque quiere elegirse pero le toca traicionar a quien le abonó el camino, y el expresidente Uribe quiere llegar al Senado para comportarse como Presidente pero le da susto perder la inmunidad que tiene como expresidente.

Como si eso ya no fuera como de Ripley, ahora Peñalosa, que también quiere ser Presidente, volvió a darle la espalda a los Progresistas y después de alabar a sus directivos, les sacó la lengua.

Si no fuera por lo que está pasando en Colombia y porque los anteriores escenarios son todos graves, lo lógico sería morirse de la risa ante lo inverosímil de esta situación política. Independientemente de sus respectivas encrucijadas, en el fondo lo que hay es una manipulación de la opinión pública y una gran incapacidad de asumir la responsabilidad que cada uno de ellos tiene no solo con sus seguidores, porque los tienen, sino con todo el país.

Empecemos por el señor presidente Santos. Uno será el país si él se lanza a la reelección, y otro si inteligentemente decide no lanzarse. Si continúa con este bajo nivel de aprobación, bastante probable porque es más fácil bajar que subir en las encuestas, ¿se imaginan la cantidad de mermelada que se repartirá para reelegirlo? En vez de esa campaña de ideas que todos deseamos porque esperamos que el futuro sea el posconflicto, lo que tendremos será un retroceso, con la posibilidad de llegar a ese populismo macroeconómico que dio origen al Consenso de Washington. Entre otras, su encrucijada afecta a los empresarios, tanto nacionales como extranjeros, porque las expectativas, claves en las decisiones de inversión, no son claras, para no decir que son malas.

Por otro lado, la incógnita sobre la existencia del plan B de Germán Vargas está creando la división de la Unidad Nacional, sin la cual el presidente Santos no puede hacer mucho. De nuevo cero ideas, cero propuestas para enfrentar los inmensos problemas del país, porque a estos líderes solo les importan sus proyectos individuales. Y para completar, lo del expresidente Uribe no sorprende porque su habilidad es el manejo del suspenso. Ni hablemos de Peñalosa que se contradice permanentemente…

Dos cosas quedan claras: tenemos líderes indecisos que o tienen cartas escondidas o no tienen el valor de asumir de frente los riesgos propios del poder. Pero más grave aún, estos "líderes" poco piensan en los ruidos que le están introduciendo a la vida diaria de los colombianos, llenándola de incertidumbres, de inseguridades y de dificultades.

Pero ellos no son los únicos responsables: esas personas que los rodean, les muestran realidades que no existen simplemente por permanecer cerca de ellos, y por ende, a ellos tampoco les importa el país sino su situación personal. A su vez, los medios deberían inducir aún más esos debates que se necesitan con urgencia, en vez de andar detrás de las encrucijadas del alma de nuestros "líderes".

Por fortuna, como Colombia es increíble, en medio de la depresión que produce ver lo que pasa con quienes manejan el presente y el futuro de nuestro país, se siguen haciendo seminarios sobre los temas que sí importan tanto para lograr la paz como para manejar el posconflicto, así como debates sobre nuestro futuro económico y social. Desafortunadamente, estos esfuerzos no logran la atención necesaria porque todos andan pendiente de las incógnitas que manejan los señores de la política.

Realmente sí produce depresión ver que con tanta gente valiosa que hay en Colombia, tengamos unos "líderes" que en vez de contribuir a elevar el espíritu apagado de muchos, sean precisamente quienes aumentan sus incertidumbres.