¿Boom o bluf?

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Amilkar Acosta Medina

Amilkar Acosta Medina

Columna: Opinión

e-mail: amylkaracostamedina@gmail.com



Con el objeto de magnificar el impacto de la bonanza que se espera se habla sólo de la afluencia de divisas al país merced a las mayores inversiones, pero se desestiman las cifras atinentes a la repatriación de recursos hechos por las mismas empresas inversoras. Las cifras son elocuentes y hablan por sí solas, veamos.

Entre el segundo semestre de 2002 y 2009 ingresaron al país US $49.172 millones por IED. Pero, para el mismo período Colombia giró al exterior US $35.489 millones en utilidades que remesaron esas inversiones, equivalentes al 72% de dichos flujos de IED. El caso del renglón petrolero fue patético, puesto que en igual lapso giraron al exterior utilidades equivalentes al 117.7% de lo que invirtieron en esos años. Esto es, por cada dólar invertido se giraron al exterior un dólar con veinte centavos de utilidades.

Hablando del primer semestre de este año, se observa que la IED fue de US $4.115 millones, inferiores a los US $5.043 millones de igual período del año pasado. Pero, esto no es lo peor, resulta que en este mismo semestre se registraron giros al exterior por valor de US $5.439 millones por concepto de reembolsos de capital, a los cuales se le vienen a sumar US $4.838 más por remesas de utilidades, superándose de este modo con creces lo que había entrado.

No hay tal, entonces, que el país se haya visto desbordado por la entrada masiva de capitales producto de la "confianza inversionista" y que sea ello lo que justifique la imparable revaluación del peso por encima de los demás países.

La sobrevaluación, producto de una distorsión del mercado y expresada en un desalineamiento de la tasa de cambio, más que la revaluación del peso, junto con la alta tasa de desempleo se han convertido en los dos grandes desafíos que enfrenta la administración Santos en el frente económico.

El anterior gobierno, preso de la autocomplacencia, poco hizo por atenuar la sobrevaluación del peso; por el contrario, con su indisciplina fiscal se encargó de estimularla. Como lo señala Dinero "cada vez que la Tesorería monetiza los dólares que el gobierno consigue por fuera, el peso se revalúa. Si este desequilibrio no se corrige, no será posible aminorar el impacto de la revaluación de la moneda". Que no se siga buscando el ahogado aguas arriba!