De cabecillas e ideólogos

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Escrito por:

Alvaro González Uribe

Alvaro González Uribe

Columna: El Taller de Aureliano

Web: http://eltallerdeaureliano.blogspot.com



Soy un convencido de que las autoridades de Colombia están haciendo lo posible para combatir y desestructurar las bandas delincuenciales de todo tipo. Entiendo, además, que las informaciones oficiales al respecto puedan ir desde callar a ser parcas y hasta sesgadas como forma válida de estrategia.

Sin embargo, en ocasiones hay fallas en la efectividad de esas informaciones, en especial cuando se vuelven tan repetitivas que van generando rumores, malentendidos e incluso incredulidad por parte de una sociedad que a fuerza de experiencia ya no traga entero en esta materia.

¡Quién creyera!, en muchos casos tanto a la delincuencia como a las autoridades les puede casualmente interesar por igual presentar a los capturados como "cabecillas" o "jefes": a la primera para disminuir presión de los organismos de seguridad y a las segundas para mostrar resultados. La mentira del uno la aprovecha el otro y viceversa.

Y ni se diga de los recurrentes "jefes de finanzas", cuyas capturas son tan comunes que dejan la sensación de que guerrillas y bandas criminales son entidades financieras en camino de quiebra, no por los golpes recibidos, sino por su alta burocracia. Lo mismo sucede con los llamados "ideólogos", cuyos habituales apresamientos dan a entender que las guerrillas son un dechado de ideología y un tanque de pensamiento, lo cual precisamente las mismas autoridades tratan con razón de desvirtuar porque sin duda si algo escasea por allí son ideas.

Policía, Ejército y demás organismos de seguridad deben ser cuidadosos en graduar a los criminales capturados y en bautizar sus roles. En el afán de mostrar que se está matando la cabeza de la culebra resultan casi que proclamando lo contrario: que acá tratamos con miles de culebras que siguen intactas y, lo peor, que se están reproduciendo como la hidra. Desde hace muchos años se cortan cabezas, "¿entonces que se está haciendo? ¿Cuáles son los resultados?". Ese es el mensaje que queda y que estoy seguro no es el que las autoridades desean dejar, así se discuta su veracidad que ya es otro debate.

Yo no dudo: a las distintas formas de delincuencia se les ha hecho mucha mella y se han obtenido importantes éxitos que los ciudadanos debemos reconocer y admirar. Sin embargo, es contraproducente y sobra exhibir resultados artificiosos, exagerados o que son meras probabilidades o conjeturas. Con ello borran con el codo lo que hacen con la mano.

Me aventuro a decir que son dos las causas de esta conducta: Primera, el afán de algunos oficiales de presentar logros ante los efectos beneficiosos que ello deja en sus carreras, afán que también tienen las autoridades civiles (en especial alcaldes, ministros del ramo y presidentes) en lo referente al manejo del orden público que tanto marca en las encuestas.

Y segunda causa, la ya proverbial "percepción de seguridad", que erróneamente se está volviendo el objetivo primordial de las autoridades. Claro que la percepción es importante para la calidad de vida ciudadana, pues esta se siente más segura y tranquila, pero la misma expresión indica que se trata de una mera sensación, que es solo lo que se percibe por los sentidos y no siempre corresponde a la realidad.

Abusar de la "percepción de seguridad" y engordarla con aire es peligroso. Primero, porque puede llevar a bajar la guardia por parte de las autoridades al no sentir la justa presión de los ciudadanos, y segundo para estos que influenciados por la percepción irreal bajan también su guardia y se vuelven más vulnerables ante los delincuentes; además, pueden disminuir la necesaria colaboración que requieren las autoridades.

Como dije al inicio, es entendible ocultar o hasta dar cierta información que ayude en las estrategias, pero comunicar a la ciudadanía logros ficticios, supuestos, maquillados o exagerados no es transparente y es además una irresponsabilidad.



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