Realidad de un soñador

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



En materia política lo más importante es materializar los sueños, es decir que estos sean verdaderamente una realidad palpable en beneficio de los pueblos. Algunos políticos logran después de su muerte que muchos de sus deseos se cristalicen y algunos muy pocos logran en vida alcanzar sus anhelos y por ende sentir la gran satisfacción de poner un grano de arena en la reivindicación y el mejoramiento social de sus conciudadanos.

Pero existe en la historia reciente un caso excepcional y digno de ejemplo en cuanto a que la perseverancia, la paciencia y la persistencia, aunados a una fe visible y a una pasión profunda por su raza, abren camino, concientizan a un pueblo y contra viento y marea, sus aspiraciones como predicador son reconocidas, con miras a obtener la igualdad y los derechos civiles y humanos de aquellos a quienes les han aplicado la capitis diminutio.

Justamente nos estamos refiriendo a Martin Luther King, quien luchó en los Estados Unidos, recorriendo el país, multiplicando o ampliando la audiencia todos los días, haciendo manifestaciones multitudinarias y explicando sus ideas en discursos y conferencias. En un comienzo y eso era apenas natural no solo no tuvo eco sino que fue rechazado y vituperado.

Tuvo todas las dificultades habidas y por haber, enfrentamientos y choques en los cuales corrió peligro su vida. No obstante esos tropiezos, logró que los segregacionistas y racistas quedaran tristes, fueran derrotados y les tocara admitir, ciertamente a regañadientes que los negros deberían tener los mismos derechos de los blancos dentro del territorio americano. De todos modos se sacrificó por su noble causa, por cuanto fue miserablemente asesinado.

Por el hecho de ser de las negritudes, eran totalmente discriminados, perseguidos y sometidos a las peores humillaciones y a inauditos vejámenes. No podían ni siquiera compartir los baños públicos, asistían a cualquiera de los espectáculos de teatro, de circo o de cine en palcos distintos. En los eventos deportivos en igual forma los diferenciaban. En los servicios de locomoción pública, en buses, metro, tranvías se les separaba de los habitantes de estirpe clara.

Pero el florero de Llorente que produjo efectos inmediatos a favor de los afroamericanos, sucedió en un autobús, cuando el chofer le ordenó a Rosa Parks, quien se volvió famosa por ese hecho, que le cediera el asiento a un blanco. Ella se negó a hacerlo y permaneció sentada. Fue multada y detenida.

Esta detención originó el boicoteo en Montgomery Alabama y de esa manera no tomaron los de color más buses afectando económicamente a las empresas transportadoras. King frente a esa situación expresó a los cuatro vientos "Un milagro había tenido lugar". La reacción blanca a este suceso fue violenta. Incendiaron varias iglesias bautistas, hubo agresiones físicas y quemaron la casa de Martin Luther.

Este Gandhi afroamericano hace medio siglo pronunció un discurso histórico, por sus resultados y repercusiones, por su contenido memorable, por su transparencia de sus ideas, por sus arraigadas convicciones y que se ha constituido en una de las piezas oratorias de más relevancia, ayer, hoy y siempre.

Voy a exponer algunas de esas frases que hicieron vibrar a esa muchedumbre que lo escuchaba, cuando él se dirigía a ellos desde las escalinatas del monumento a Lincoln: "Por eso hemos venido a la capital de nuestro país para cobrar un cheque. Estados Unidos ha dado a los negros un cheque sin fondos, un cheque que ha sido devuelto con el sello de fondos insuficientes.

"Ahora es el momento de hacer de la justicia una realidad para todos los hijos de Dios. Ahora es el momento de sacar a nuestro país de las arenas movedizas de la injusticia racial hacia la roca sólida de la hermandad".

"No habrá ni descanso ni tranquilidad en los Estados Unidos hasta que a los negros se les garanticen sus derechos de ciudadanía. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en violencia física.

"Sueño que mis cuatro hijos vivirán en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel sino por los rasgos de su personalidad".

"Sueño que un día en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad".

En la medida en que se leen estas oraciones nos damos cuenta de que ese gran hombre, fue un apóstol fiel y un vehemente defensor de la equidad social. Su pacifismo se fundamentaba en Gandhi y con Mandela, los tres produjeron el impacto de la no violencia para alcanzar sus propósitos.

Su legado ha permitido algo inimaginable, casi un milagro, cual es el tener hoy por hoy en los Estados Unidos, un Presidente de su misma raza. El primer mandatario estadounidense Barack Obama le rindió con motivo de las cinco décadas de ese pronunciamiento oratorio un sentido y justo homenaje.



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