180 años de la Procuraduría

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Escrito por:

Carlos Bustamante Barros

Carlos Bustamante Barros

Columna: Columna Caribeña

e-mail: cm-bustamante@hotmail.com



El mundo era aún incipiente cuando fue institucionalizada la PGN hace 180 años, incluso muchas cosas carecían de nombre, razones por las cuales para identificarlas había que señalarlas con el dedo, eran aquellas épocas subliminales de nuestra historia,

en que no existían siquiera los elementales refrigeradores que sirven para fabricar el hielo, incluso muchos ignoraban su existencia, de tal modo que solo más avezados e intrépidos hombres y mujeres de la comarca, diseminados en la Nueva Granada, podían dar fe de su existencia cuando subían a los picos más altos de la montaña y conocían sus bondades, para atenuar el calor sofocante y observar ensimismados sus destellos fulgurantes propiciado por los reflejos del sol que enceguece los ojos por largos minutos que parecen eternos.

Para ese entonces de principios del siglo XIX Bogotá se erigía sobre la planicie como una capital de neblinas tendidas, se observaban impertérritas y serenas amplias casonas las cuales en su conjunto se observaban majestuosas construidas al estilo republicano con diseños afrancesados, la gente caminaba sin afanes por sus calles atiborrada de historia sin par y como suele verse en las películas aparecían en forma constante sobre los confines de la distancia coches tirados por briosos corceles que pronto ganaban terreno en la explanada transportando a los héroes de la patria que habían sobrevivido a los exterminios continuados del pacificador Pablo morillo pocos años antes.

Mucho más allá, sobre los confines ilimitados de la sabana se podía observar también la antigua casa que servía de primera sede a la entidad estatal recién creada del ministerio publico el 11 de Mayo de 1830 cuando un puñado de congresistas progresistas promulgaron la ley que reglamentó la existencia de la PGN, dándole con ello vida constitucional al ser rotulada en el contenido de la carta fundamental de la república de Colombia, Venezuela y ecuador respectivamente, para ese entonces unificada, adoptado como el ideario digno y al mismo tiempo enaltecedor de ideólogos y juristas criollos con el objeto de vigilar y al mismo tiempo solidificar el imperio de la constitución, la ley, los derechos humanos, marcando con ello un hito importante en el devenir de la patria único en su especie la cual descollaba con alborozo en su vida constitucional que germinaba con fuerza como la semilla sembrada en suelo fértil y abonado.

Allí mismo sobre la amplia mesa rectangular de doce asientos se podían observar adustos y serenos los precursores sobrevivientes de la independencia nacional, los cuales enfundados en sus uniformes rojo carmesí adornados con hilillos de oro en sus hombreras debatían con altura los últimos pormenores del nuevo ente constitucional del ministerio publico creado con el fin de salvaguardar la constitución, la ley, los derechos humanos como ya se ha dicho, en esas estaban hasta cuando llegó indetenible el crepúsculo y luego la noche para cubrirlo todo con su manto negro y largo, por lo cual para iluminar la estancia fue necesario encender los cirios y continuar el debate hasta muy entrada la madrugada.

Desde ese momento crucial de nuestra propia historia republicana la procuraduría ha sido siempre un símbolo de esperanza en la impartición de justicia en Colombia, cuyos funcionarios a buena hora han observado y puesto en práctica los presupuestos insustituibles de decoro, imparcialidad, eficacia, moralidad, transparencia, soportando en veces las recias embestidas de sus detractores quienes han resistido los ataques inclementes como las mismos malecones ahincados a orillas del océano que sirven para contener la furia del mare nostrum, quedando como resultado al final la satisfacción del deber cumplido realizado con entusiasmo sin esperar nada a cambio, actitudes estas que permiten a fin de cuentas conservar las esperanzas por demás ciertas de una patria con justicia social y alcance de todos.

Pero es lógico señalar que toda esta gama de buenos resultados de credibilidad en la opinión pública de nuestro país que la sitúa según las últimas encuestas en un plano muy alto superior al 74%, ha sido posible gracias al trabajo en equipo de todos sus integrantes, pero al mismo tiempo por las buenas gestiones de nuestro máximo agente el excelentísimo señor Procurador General de la Nación Doctor Alejandro Ordóñez Maldonado, quien a buena hora rige los destinos del prestigioso ente público, encargado de representar a la sociedad, defender la constitución, la ley, propugnando por el cumplimiento de las decisiones judiciales y los fines esenciales del estado, efectuando de ese modo las tareas señaladas en la constitución y la ley.

En la propagación de esos idearios enaltecedores, es cómo podemos observar al señor procurador en la conmemoración de los 180 años de la PGN, a lo largo y ancho de la nación colombiana, llevando con su presencia un halito de esperanza a las diferentes comunidades de nuestro país, informándoles que existe un ente de control que está atento actuar con decisión ante las quejas y denuncias ciudadanas, en su lucha frontal contra el flagelo de la corrupción que se apropia del erario público perteneciente a todos los colombianos, defensa de los derechos humanos, esa y otras razones de peso son las que nos hacen inferir aquí en la tierra del olvido donde nos encontramos, que visualizamos al final del sendero una procuraduría moderna, diligente, eficaz y oportuna, que brinda a las generaciones presentes y del futuro la expectativa cierta de esperanza en la dura tarea de impartición de justicia , que nunca debe extinguirse porque es esa la luz espiritual que hace posible mantenernos vivos y de igual manera alertas para no engrosar a los abismos insondables de nuestro propio olvido.

El mundo y la vida siguen su curso….



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