Inteligencia emocional

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



Desde hace unos cuatro lustros para acá, hemos estado oyendo, leyendo y observando, la importancia en todos los aspectos de la vida, del manejo de las emociones, como factor fundamental con miras a obtener buenos resultados en el trabajo, en las relaciones con sus amistades, con su familia y en forma general en el buen desarrollo de las actividades que tienen que ver con todo ser humano.

En la mayoría de las circunstancias negativas, en los tropiezos u obstáculos que a veces se encuentran en el camino desde que se nace hasta que se empieza a sentir el peso de los años, se requiere para superarlos o es absolutamente vital el hecho de que seamos capaces de controlar nuestros ímpetus, moderar nuestros impulsos y ser en la medida de lo posible, personas mesuradas, calmadas, razonables y con buen sentido de las cosas, o mejor aún con sentido común. Es decir seres conscientes, analíticos, objetivos y sensatos.

Quién actúa dentro de esos parámetros y criterios, toma siempre con cabeza fría todas sus determinaciones. Puede por consiguiente tener la seguridad de que está resolviendo todas las situaciones de toda índole, con eficacia, equilibrio, éxito y positivismo. De esa manera se está ganando el afecto de la gente, es un triunfador y cuenta con el apoyo sentido de quienes lo rodean para materializar sus metas personales y profesionales, toda vez que crea en todas partes ambientes de armonía, justicia, equidad, entendimiento y solidaridad.

Quizás por ello, desde antes de que se comentara con propiedad, acerca de la inteligencia emocional, se exigía sin conocer a fondo el concepto, como uno de los requisitos sine qua non para determinados cargos de inteligencia en los servicios de los Estados. Dado que precisamente aquél cuya dedicación es de tiempo completo a estos roles, deberá ser totalmente de confianza, impávido, sereno e impertérrito, para que se comporte a la altura de esas superiores responsabilidades y jamás pueda fallar ante los peligros, dificultades y vallas que normalmente se presentan en estos avatares profesionales.

En las guerras mundiales que ha habido, particularmente la primera y segunda y también en la misma guerra fría, los que conformaban los espionajes estatales de la KGB en la Unión Soviética, la CIA en los Estados Unidos y naturalmente sus equivalentes en la Gran Bretaña, Francia, Alemania y ahora Los Mossard en Israel y en general en todos los servicios secretos en todo el mundo, tenían esas condiciones anteriormente descritas, con el fin de que pudiesen cumplir a cabalidad con su razón de ser en cada una de esas esferas de laboriosidad especializada.

En el momento en que vivimos, puede ser un país desarrollado o en proceso de desarrollo como el nuestro, para ser más felices, alegres y optimistas e irradiar ese entorno, entre quienes están a nuestro lado o cerca de nosotros, nos corresponde con toda razón administrar adecuadamente las crisis, las emociones y el estrés, puesto que esos son estados o resultado de la agitación, presión y dinamismo del mundo de hoy.

Pero con el ánimo de alcanzar estos propósitos es menester tener en cuenta otros factores que ayudan o minimizan esas condiciones de dificultad y están ligados con la salud, por cuanto en mi sentir ella es la gran fortuna o patrimonio más valioso que se pueda tener. Mientras haya salud, se mantiene la fe y la esperanza y quien tiene esperanza tiene todo. El 90% de la felicidad es la salud. De ahí que necesariamente nos toca cuidarla, a efecto de gozar plenamente de todo lo que nos brinda el buen vivir.

Por lo que toca con el tema vale la pena sacar a relucir lo que dice un filósofo y pensador anónimo: "Hay que ser lo que quiere ser, hacer lo que quiere hacer, estar en donde quiere estar y poseer lo que quiere poseer, pero nunca con el fin de atesorar, sino de disfrutar y de ayudar y prestarles servicio a los demás". "El verdadero propósito del ser, es lograr un mundo mejor para sí mismo, para los suyos y para las generaciones por venir".

Cabe mencionar a Jorge Luis Borges cuando afirmaba " Sí pudiera volver atrás.., trataría de tener solamente buenos momentos. Por si aún no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos…no te pierdas el de ahora. Se vive tan sólo una vez, tan sólo un instante, no te pierdas de nada…

De todo lo anteriormente expuesto, la conclusión es que es una obligación para un mejor estar, vivir con un espíritu joven, con entusiasmo futurista, olvidándonos por completo del pesimismo, con mente de sueños e ilusiones, pues la juventud o la vejez son un estado mental, por eso encontramos jóvenes ya viejos y viejos más jóvenes. No podemos ser escépticos, sino cada día sentirnos mejor.

No olvidemos aquello que Winston Churchill repetía a menudo: "Yo soy optimista porque parece que nada se gana no siéndolo".