La fusión de las civilizaciones

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Ignacio Pareja Amador

Ignacio Pareja Amador

Columna: Reflector Mundial

e-mail: reflectormundial@yahoo.com.mx

Twitter: @Nacho_Amador 



Hace algunos años, Samuel Huntington publicó un artículo cuya tesis principal reflexionaba sobre un nuevo paradigma en las relaciones internacionales, donde expresó que los conflictos entre los Estados se intensificarían como consecuencia del incremento de las interacciones entre civilizaciones con diferentes culturas; un evento que denominó "El choque de las civilizaciones" (crash of civilizations).

En su artículo, Huntington describe brevemente las razones que dan lógica a los conflictos actuales. En un primer momento, después de la Paz de Westfalia, las élites en su figura de representantes del Estado se enfrentaban con otros Estados para ampliar sus mercados y hacerse de territorios. Después, con la Revolución Francesa, las guerras dejaron de ser conflictos entre reyes, para convertirse en contiendas entre pueblos. La democracia había ganado entonces una de las batallas más importantes, pero con ello la población comenzó a asumir una responsabilidad que no había tenido en toda la historia de la humanidad.

Diversos pensadores trataron de "gobernar" a la población mediante la difusión de sus ideas, de tal forma que después de la Revolución Rusa en el siglo XX las guerras ya no contemplaban sólo la variable del territorio, sino que comenzaron a ser lides ideológicas, cuya consecuencia más notable fue la Guerra Fría con el prolongado conflicto entre el comunismo y la democracia liberal.

El fin de la Guerra Fría provocó que "otros conflictos" que habían quedado relegados se presentaran y con ello una vez más cambiaran las razones de las disputas. La civilización occidental, que ya no tenía un afán colonialista, tuvo que reconocer la existencia de otras civilizaciones, quienes dejaron de ser simples espectadores para convertirse en constructores de la historia de la humanidad.

La globalización hizo evidente que el mundo es cada vez es más pequeño y que el aumento de las interacciones entre los países y sus ciudadanos lo hace aún más complejo. En el mundo existen un gran número de culturas, pero hay pocas civilizaciones, de las cuales podemos mencionar como principales a la Occidental (dominante), Árabe, Eslava, Latinoamericana, China, Japonesa e Islámica. La civilización es por tanto, el nivel de organización cultural más alto de las personas, el cual las identifica en razón de sus costumbres, idioma, religión, historia, cosmovisión, etc.

La identidad de cada civilización se convierte en el elemento que puede generar enfrentamientos entre las mismas, pues según Huntington, la globalización lejos de lograr una fusión efectiva, genera un rechazo en cuanto a la imposición de valores que los Occidentales consideran "universales", por el simple hecho de que tienen diferentes percepciones en conceptos como los Derechos Humanos, la libertad, la igualdad, la relación del individuo con su Dios o con el Estado, etc.

El choque de las civilizaciones es consecuencia del descenso de las ideologías como razones del conflicto, pues en la interacción entre los individuos; como actores de gran peso en el escenario internacional contemporáneo, la organización económica y política no significa un elemento con grandes diferencias entre los Estados, es un tema superado, pues en el Sistema Internacional el libre mercado es la idea dominante, mientras que a nivel político la democracia es el común denominador entre la mayoría de gobiernos en el planeta.

El hecho de que la civilización occidental se encuentre en la cúspide genera un importante rechazo por parte de las demás civilizaciones, de manera que se forman alianzas entre éstas con el fin de "tratar de equilibrar la balanza de poder". En este sentido cada grupo tiene sus objetivos sumamente claros: Occidente busca limitar en la medida de sus posibilidades (con apoyo de los organismos internacionales que están bajo su dominio) que el resto del mundo alcance mayores posiciones en términos económicos y militares, mientras que el resto del mundo genera alianzas entre sí para aumentar su influencia económica y bélica, pasando por debajo o por encima incluso de la legislación internacional.

Hoy en día, los postulados del difunto politólogo estadounidense son evidentes, la gran mayoría se han cumplido y efectivamente vivimos una etapa donde los conflictos se explican gracias a la diferencia entre las civilizaciones, sin embargo, la globalización ha hecho evidente igualmente que la interacción entre diversas civilizaciones (impulsada sobre todo por las masivas migraciones) genera nuevas formas de convivencia, de manera que efectivamente los países tienden a convertirse en determinaciones geográficas plurales y respetuosas de las diferencias culturales.

Al final de cuentas las civilizaciones son dinámicas, ascienden y descienden, se dividen y se fusionan, son constructos intangibles que se transmiten por medio de las ideas. Hoy en día uno puede transitar por el aeropuerto de Londres y darse cuenta de la gran cantidad de ingleses con ascendencia hindú, o caminar por Berlín y encontrar una cantidad importante de descendientes de turcos; ciudadanos de segunda o tercera generación que han vivido inconscientemente el fenómeno de la fusión cultural, y que se perciben a sí mismos como ciudadanos europeos, pues al final de cuentas pertenecer a una civilización también puede ser una elección personal, que no debemos encasillar meramente en una cuestión racial.

Concluyo esta colaboración con el mimo párrafo con el que Huntington da fin a su vanguardista artículo: "En el futuro no habrá una civilización universal, sino un mundo de civilizaciones distintas (...) que deberán aprender a convivir con las demás".

Twitter: @Nacho_Amador