El verdadero 20 de julio

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Andrés Londoño Botero

Andrés Londoño Botero

Columna: Bitácora del primer y cuarto cuadrante

e-mail: a.londono134@uniandes.edu.co



Los constantes roces entre el cabildo de criollos y el Gobernador de Cartagena, Francisco Montes, llevó a que se aprobaran facultades en favor de los criollos el 22 de mayo de 1810. Gracias a la simpatía de los comisionados regios que llegaron a Cartagena, Villavicencio logró obtener éxito en su gestión al conseguir que se nombraran dos miembros de ayuntamiento para asesorar a Montes en los asuntos importantes de la gobernación, esto acompañado de un juramento de obediencia al consejo de Regencia y a Fernando VII.

La llegada de las noticias de lo sucedido en Cartagena, suscitó gran beneplácito en los criollos más notables de Santa Fe, cuyo cabildo había tenido tensiones con las autoridades virreinales. No obstante, el señor Amar y Borbón decidió tomar acciones represivas en contra de los criollos para prevenir la condescendencia de Villavicencio con los criollos de Santa Fe. Procedieron las autoridades virreinales a procesar a los principales miembros del partido criollo por traición a la corona.

Por su parte, los criollos, antes enterarse de lo que el gobierno adelantaba en su contra, hacían los preparativos para recibir a Villavicencio con un gran banquete en la casa de don Pantaleón Santamaría. Cuando los criollos conocieron el ahínco del gobierno, empiezan a confabular para tomarse el poder. Las primeras reuniones se llevaron a cabo en la casa de Acevedo y Gómez, pero por los rumores de que sus juntas estaban vigiladas, empezaron a reunirse en el observatorio astronómico dirigido por Francisco José de Caldas. Pactaron utilizar a la "plebe" para alterar el orden público, pero con un pronto restablecimiento de la autoridad con el fin de que el pueblo no desviara las intenciones de la élite criolla.

A Antonio Morales se le ocurrió dar pie a un incidente en contra de los españoles. Él propuso suscitar una situación conflictiva con el comerciante español José González Llorente, con quien Morales tenía rivalidades comerciales. Se escogió el viernes 20 de julio como fecha para la trifulca, debido a que era día de mercado y la plaza estaría llena. Para evitar sospechas decidieron que Luis de Rubio fuese al almacén de Llorente a pedirle un adorno para el banquete de Villavicencio. En caso de negativa, los hermanos Morales procederían a agredir al comerciante. En caso de que Llorente accediera, o se rehusara de manera cortés, Caldas pasaría por el almacén saludando al comerciante, Morales reprendería a Caldas por dirigirle la palabra a un enemigo de los americanos.

El fin de los levantamientos era lograr que el virrey estableciera una Junta presidida por criollos. Los conjuradores sabían que la revuelta no podría durar mucho tiempo, pues el pueblo podría establecer un orden político difícil de controlar para la élite criolla.

Llegó el 20 de julio y Luis de Rubio procedió a pedirle un florero a Llorente, el comerciante se negó, aunque no existe evidencia del tono en el que lo hizo. El paso de Caldas por el almacén le permitió a Morales reprocharle el gesto al payanés, y empezaron a discutir. El español se adentró en su almacén cuando Morales aseguraba que éste insultaba a Villavicencio y a los americanos. Morales lo siguió y empezó a arremeter contra Llorente con violencia. Mientras estos actos ocurrían, los demás asistentes a las reuniones del observatorio vociferaban en la plaza "¡están insultando a los americanos! ¡Viva el cabildo!" entre otras consignas. La algarada se concentró en torno al almacén, el coronel José María Moledo logró poner a salvo al español, el tumulto, con frenesí, irrumpieron contra las autoridades españolas y saquearon las tiendas de los europeos. No obstante hacia las 5 de la tarde se disolvía la muchedumbre, pues muchos indios y otras personas tenían que regresar a sus pueblos. Acevedo y Gómez corrió hacía el ayuntamiento con el fin de convocar al cabildo para exigir una Junta del Gobierno del Reino conformada por criollos. Pero fue José María Carbonell quien logró volver a poblar la plaza, convocando a los pobladores de los extramuros para exigir un cabildo abierto. La élite criolla trató de frenar cualquier resolución independentista y promovieron al virrey como presidente de la Junta suprema, no permitieron que Carbonell asistiese a las deliberaciones del cabildo el 20 de julio, ya que representaba una amenaza para los intereses de la élite criolla, no obstante de haber salvado el día.

La Junta de Gobierno que se derivó del 20 de julio de 1810, dominada por Camilo Torres y José Miguel Pey, decidió apresar a Carbonell.