Hace un par de días los colombianos tuvimos la oportunidad de apreciar, en fragmentos de noticias, el último desliz de la señora Piedad Córdoba.
La verdad, no entiendo cómo los amigos de los violentos se mueven libremente por el territorio nacional y el mundo entero promoviendo pensamientos deshonestos simplemente para alcanzar sus objetivos mezquinos, mientras la gente sufrida de este país debe conformarse con las migajas de justicia que el estado corrupto ha guardado para ellos.
No entiendo, lo repito nuevamente, cómo un padre que llora desesperado porque sus hijos mueren de hambre es enviado a la cárcel por sustraer un caldo de gallina de los estantes de un supermercado, mientras delincuentes disfrazados de personalidades honorables hacen de las suyas y fomentan la violencia inmoral que los enriquece.
¿Cómo se puede hablar de paz y de recuperación de la tranquilidad de un pueblo, cuando la corrupción ampara el desenvolvimiento deshonesto de aquellos en quienes los más necesitados afianzan sus esperanzas?
Sí, aunque ustedes no lo crean, ésta es la misma Piedad que en épocas recientes promovió descaradamente el ataque inmoral de los indígenas del Cauca en contra de los soldados que combaten el terrorismo. También, la misma señora que habla, vive y festeja con los que han masacrado al pueblo colombiano.
¿Quién se cree ese cuento de la paz, o mejor, ese acto circense montado por Piedad Córdoba y sus corruptos amigos desde la Habana, si ellos son quienes promueven y han promovido clandestinamente, durante más de cincuenta años, acciones terroristas en contra del pueblo?
¿Será posible que la Colombia victima de la violencia no reciba justicia? ¿Será posible eso? ¿Es que acaso los órganos encargados de impartir ecuanimidad en nuestro país continuaran cerrando sus ojos corruptos ante las actuaciones deshonestas de los terroristas y sus amigos encubiertos?
Bueno eso de encubierto no es tan cierto, porque los asesinos de Colombia continúan haciendo de las suyas enfrente de todos y nadie, absolutamente nadie, hace algo para acabar con sus acciones indebidas.
La verdad pienso que mientras se continúen patrocinando las atrocidades que diariamente se cometen en contra del pueblo colombiano, y no se adopten medidas severas que obliguen a las Farc y a sus camaradas a saldar sus deudas con la justicia y el pueblo colombiano, no llegaremos a paz alguna.
Ni doña Piedad, ni las Farc pueden salirse con las suyas, porque la justicia colombiana algún día despertará y estoy completamente seguro que la impunidad latente en nuestro medio dejará de ser.
Algún funcionario público honesto (procurador, juez, fiscal, etc.) algún día, tendrá la suficiencia moral para combatir a quienes se aprovechan del dolor ajeno para promover el terrorismo y la violencia en contra del pueblo. Sé que son muchos los que esperan esto, bien pueden estar seguros que la impunidad cesará para bien de la Colombia que amamos y la justicia resplandecerá de una vez por toda.