Sucede que las autoridades Judiciales colombianas, se desarrugan y actúan con más celeridad en algunos casos que en otros; el homicidio del agente de la DEA conocido por el mundo y que dejó mal parado al Gobierno Nacional, empeorando la imagen del país, ha dado resultados efectivos en tiempo récord.
Por su repercusión internacional, especialmente en Estados Unidos y preocupación que mostró el Gobierno Nacional, exigiendo a los organismos de investigación con un jalón de orejas, arrojó los resultados esperados esclareciendo el homicidio de James Watson.
Es propio del Gobierno mostrar una efectividad que estaba anquilosada o actuó por presiones? pero queda el daño irreparable, una vida, el gremio de taxistas algunos implicados de realizar el paseo millonario y el incremento de la mala imagen del país. Pero esa efectividad o agilidad en las investigaciones porque no se ve en otros casos internos? el de los campesinos en la región del Catatumbo, que se ha agrandado en los últimos días, sin dársele solución y en la inseguridad general en Colombia para no mencionar más.
El despliegue del aparato judicial fue importante, surtió efectos, asombró a muchos y es que así tiene que ser siempre con extranjeros y colombianos; a vox pópuli se tiene como referente, cuando se quiere se puede. La criminalidad crece constantemente, los organismos del Estado deben estar preparados para combatirla y disminuirla, desarticulando organizaciones para delinquir.
Hoy los colombianos, nos referimos a los operativos desplegados por la muerte del norteamericano, mientras que casos que se consideran pequeños, poco notorios o irrelevantes en muchas regiones apartadas o no del país, permanecen en los anaqueles de los despachos judiciales esperando la ansiada celeridad para que sean resueltos.
El ejercicio y aplicación de la justicia debe sostenerse, sustentarse en la independencia, imparcialidad, seguridad jurídica, probidad y celeridad, la que hemos abordado en esta disertación y a la que le damos suma importancia. La celeridad procesal está estrechamente relacionada con unos de los graves problemas que aqueja a la administración de justicia colombiana, como es el estancamiento, parálisis de procesos que no permiten pronta justicia.
La justicia debe ser oportuna y sin dilaciones, tratando de lograr la efectividad y garantía de derechos e intereses a su consideración. La aplicación del principio de celeridad jurídica esta intrínsecamente cohesionado con otro, el de la seguridad jurídica, que brinde confianza y estabilidad a las instituciones que aplican justicia.
El retraso en la administración de justicia sigue siendo el mal latente y palpable que perjudica enormemente la modernización del aparato estatal en el país, procesos que debieran concluirse en meses, duran años.
Concluyendo la creación de despachos judiciales, fiscalías y juzgados no resolverán el problema de la morosidad en la justicia colombiana, se requiere con urgente prioridad un cambio de actitud en los administradores de la misma, los litigantes y una mayor cultura ciudadana de recurrir a la Conciliación. La correcta aplicación de justicia, el cumplimiento de los términos procesales, celeridad y oportunidad en la terminación de procesos, fundamenta una seguridad jurídica que al cumplirse garantiza la paz social, la convivencia pacífica y la vigencia del sistema democrático.