Nelson Mandela: una luz que se extingue

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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Nelson Mandela se acerca a sus noventa y cinco años. El 18 de este mes cumplirá esa edad. Sin embargo, el adalid mundial de la libertad se debate entre la vida y la muerte y su estado de salud es tan crítico que en cualquier momento puede ocurrir su deceso. Me apresuro, pues, a presentar esta corta nota con el deseo de que no se convierta en póstuma.

En el caso de Mandela, ¿será correcto decir años de vida? Si tenemos en cuenta que el líder político sudafricano padeció veintisiete años de cárcel y que ese tiempo para él no fue de 'vida', deberíamos decir que este 18 de julio cumplirá apenas sesenta y ocho años.

Este abogado y político, cuyo nombre completo es Nelson Rolihlahla Mandela, nació en Mvezo Umtata, Sudáfrica en 1918. Para sus amigos es simplemente Madiba. Debió soportar prisión, tortura y vejámenes por su condición de dirigente político, ya que desde los veinticuatro años, cuando obtuvo su título en leyes, consagró su vida a la consecución de la igualdad de derechos para los negros. Tenía cuarenta y cuatro años, en 1962, cuando fue arrestado y condenado a cadena perpetua, por sabotaje.

Hay que recordar, para comprender la tenacidad de Mandela en este propósito, que en 1948 llegó al poder en Sudáfrica el Partido Nacional, que institucionalizó la segregación racial mediante la creación del régimen del apartheid. Mandela había ingresado al Congreso Nacional Africano (ANC), un movimiento de lucha contra la opresión de los negros sudafricanos.

Este movimiento, bajo la inspiración de Gandhi, proponía y practicaba métodos de lucha no violentos. Mandela, después de organizar campañas de desobediencia civil y sufrir por eso sucesivas detenciones, decidió pasar a la beligerancia.

En 1961 fue elegido secretario honorario del Congreso de Acción Nacional de Toda África, movimiento clandestino que adoptó el sabotaje como medio de lucha contra el régimen de la recién proclamada República Sudafricana. En 1962 Mandela viajó por diversos países africanos para recaudar fondos y hacer propaganda a la causa sudafricana. A su regreso fue cuando se produjo su condena a cadena perpetua, en 1964. Veinte años más tarde, en 1984, el gobierno le ofreció la libertad, en condiciones humillantes, que Mandela no aceptó.

Finalmente, en 1990, el presidente de la República por el Partido Nacional, Frederik De Klerk, procedió a desmontar la segregación racial y a liberar al paladín de la libertad. Este gobernante, después de tantos años, le dio la razón a las luchas de Mandela.

Las elecciones de 1994 llevaron a Mandela a la presidencia de la nación sudafricana, donde estuvo hasta 1999. Su vicepresidente fue Frederik Klerk, con quien había compartido el Premio Nobel de la Paz en 1993.

Son de Nelson Mandela estas reflexiones: "Después de escalar una gran colina, uno se encuentra solo con que hay muchas más colinas que escalar". "La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo". "Porque ser libre no es solamente desamarrarse las propias cadenas, sino vivir en una forma que respete y mejore la libertad de los demás".

"El valiente no es quien no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo". "Deja que la libertad reine. El sol nunca se pone sobre tan glorioso logro humano". "Nunca, nunca y nunca otra vez, debería ocurrir que esta tierra hermosa experimente la opresión de una persona por otra".

Ante la inminente desaparición de Nelson Mandela cabe formular una pregunta inquietante: ¿Cuánto habrá que esperar para que aparezca sobre la faz de la tierra otro Madiba?