50% de descuento

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Jorge García Fontalvo

Jorge García Fontalvo

Columna: Opinión

e-mail: jgarciaf007@hotmail.com



Hace un par de semanas estuve de visita en algunos puntos de ventas de dos reconocidos almacenes de cadenas ubicados en los centros comerciales de mayor proyección en la ciudad, en esos sitios, observé algo que me llamó grandemente la atención, el tipo de promoción que utilizan.

El primero: "50% de descuento en los productos con fecha de vencimiento próxima". El segundo: simplemente rebajaba los precios de los productos sin siquiera informar a los clientes que éstos, en poco tiempo, dejarían de ser aptos para el consumo humano.

Me pregunto, cómo es posible que los mercaderes de la muerte realicen este tipo de prácticas inescrupulosas que pueden llegar a afectar la salud de los consumidores sin que nadie, ni una sola autoridad en la ciudad, dispongan lo necesario para asegurar la salud e intereses de los consumidores.

La respuesta a este interrogante no la conozco, aunque es bien conocido, por propios y extraños, que en mi amada ciudad todos hacen lo que se les viene en gana sin importarle la suerte o el destino de los demás. Pero bueno, qué se puede hacer si lo más importante es la libre competencia.

En el pasado, un pasado no muy lejano por cierto, existían oficinas municipales encargadas de inspeccionar la legalidad de los sistemas de pesos y medidas utilizados por los comerciantes, con el fin de evitar que los consumidores recibieran menos por sus compras reales.

Incluso, aún hoy día en localidades del interior del país dependencias de los gobiernos municipales, en compañía de las autoridades policiales, ejercen control del almacenaje, transporte y comercialización de los alimentos, especialmente carne de res y de pescado, sin embargo, en la gloriosa ciudad de Santa Marta parece que es poco lo que se hace al respecto.

En nuestra querida ciudad nos encargamos de perseguir a quienes por necesidad deben empuñar el mango de una carreta cargada de frutas o verduras, pero no a quienes afectan el bienestar de los demás.

Para las autoridades, los vendedores informales son simples delincuentes porque dejan de pagar los impuestos que se necesitan para alimentar la corrupción desenfrenada que nos atropella. Por el contrario, quienes ponen en peligro la vida de los consumidores con alimentos no aptos para el consumo humano, o con medicina ineficaz y costosa la ley no existe, es más, resultan ser los angelitos salvadores de la sociedad.

Que contradicción miserable, mientras el 90% de la población muere de hambre o por causa de enfermedades propias de los tiempos antiguos, el otro 10%, se encarga de corromper las sanas costumbres apropiando prácticas inescrupulosas que falsean la moral y ponen en peligro la subsistencia feliz del género humano.

No entiendo porqué la ambición desmedida por el poder y las riquezas se adueñan de los corazones inermes del hombre y lo convierten en el ser mas deshumanizado que existe sobre la tierra.

Recuerden, no hemos venido a esta tierra a maltratar a nuestros semejantes o a lo que nos rodea, por el contrario, estamos en este mundo para preservar lo mejor de nuestra especie, porque la verdadera misión es perdurar en el tiempo como almas cargadas de claridad e integridad.

No existe duda que el mal y la corrupción deben ser desarraigados de nuestro ser, porque si no lo hacemos caeremos directamente en un precipicio que nos hará perecer como especie inteligente y racional.