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Escrito por:

Wilfrido De la Hoz

Wilfrido De la Hoz

Columna: Opinión

e-mail: wilfridodelahoz@gmail.com



No puedo pasar inadvertida la oportunidad de expresar una buena opinión acerca del momento político que atraviesa la Región Caribe en el sentido de que uno de los hijos de Santa Marta, el Dr. José Félix Lafaurie Rivera, haya puesto sobre la mesa su aspiración de encabezar una candidatura a la Presidencia de la República dentro del marco de las políticas del Partido Conservador.

También se dice que este ilustre hombre del Magdalena podría aplicar para la opción de hacer llave con Luis Alfredo Ramos Botero, ex Gobernador de Antioquia para la Presidencia y Vicepresidencia por el conserva-tismo, considerando las fuerzas electorales de estas dos regiones de Colombia.

Lo anterior tiene su fundamento en el hecho de que la fuerza política agregada de la Región de Antioquia y de la Región Caribe es para tener en cuenta con seriedad en un escenario en donde, aunque todavía faltan muchos sucesos por decantarse, es apreciable el potencial electoral de estos territorios. Es bien sabido que los partidos y movimientos políticos no deben hacer cuentas alegres, pero también es bien sabido que el impulso dado en los últimos años en la Costa Atlántica para propender por una Autonomía Regional en el Caribe, es un buen indicador que entusiasma las masas votantes.

Los colombianos hemos elegido a los últimos Presidentes de la República con los votos de ciudadanos pertenecientes o simpatizantes de varios partidos y movimientos políticos. Nadie debe tener la idea que un partido o dos agrupados van a sumar una fuerza suficiente para ganar unas elecciones presidenciales. De esto están convencidos hasta los ideólogos de izquierda. El Ejemplo lo tenemos en Colombia con el Polo Democrático, en donde reposan muchos partidos y movimientos, pero aún así no alcanzan a configurar una fuerza capaz de ganar la Presidencia de la República. En Europa se encuentran distintas fuerzas unidas alrededor de una política; en España, Francia, Italia y otros países pasa algo parecido; sólo en Estados Unidos de América pueden darse ese lujo de que un solo Partido es capaz de elegir a un Presidente, o regímenes como en Venezuela en donde las cosas son diferentes.

Hoy en día es importante recordar el movimiento y resultado que generó el Voto Caribe, en esa oportunidad los costeños y simpatizantes nos expresamos y depositamos en las urnas 2,5 millones de papeletas. Fue la expresión y anhelo de un pueblo que clama por autonomía regional y descentralización administrativa para lograr una mejor calidad de vida en todos los indicadores socioeconómicos.

En la Región Caribe tenemos las mismas costumbres del País en su conjunto: cada quien jala pa´ su lado. En Colombia los Pastusos, Boyacenses, Llaneros, Vallunos, Antioqueños, Santandereanos, Costeños, Indígenas y negros son todos y cada uno de mejor familia. Es difícil concebir una nación unitaria e indivisible.

El movimiento Caribeño no pretende provocar una independencia del resto de Colombia, sino lograr Autonomía Regional y Descentralización Administrativa pero respetando la Constitución Política, perteneciendo a la República de Colombia. Claro que el modelo de Autonomía Regional, no puede ser exclusivamente para el Caribe, sino para todas las regiones del país, por eso el Congreso expidió la Ley 1454 de 2011 llamada Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial la cual tiene por objeto dictar las normas orgánicas en materia política administrativa del Estado; definir el marco institucional del ordenamiento entre la Nación, las entidades territoriales y aéreas metropolitanas.

Cuando a la Región tuvo la oportunidad de estar representada en la Vicepresidencia con Gustavo Adolfo Bell Lemus al lado del Presidente Andrés Pastrana Arango durante el período 1998-2002, a nuestra región no se le notó ningún avance notorio que se pudiera decir ¡Qué maravilla..! Ahora las cosas han cambiado y es posible una mejor gestión en beneficio de los del norte del país.

En resumen esa es una oportunidad que tiene la región para despertar el interés por un acontecimiento nacional que incide fuertemente en la vida política de nuestra región y que suscita la pasión por lograr mejores condiciones de vida para todos sus habitantes.



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