Leyes curiosas o absurdas

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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Hay leyes curiosas que, anacrónicas hoy, pierden su origen en los laberintos del tiempo. Nunca fueron derogadas, permaneciendo vigentes pero inaplicables.

Como en el "Extraño mundo de Subuso", aquella mordaz tira cómica de los años 60, algunas parecen bromas de los legisladores, y hasta semejan caprichos confusos, imaginación desbordada o simples chifladuras. En las naciones llamadas "civilizadas" no existe total cordura a la hora de legislar.

No hace mucho, The Times publicó un listado de las 25 leyes más absurdas: la mayoría, producidas en el mundo anglosajón y algunas pocas, en el vilipendiado tercer mundo, el de las "banana republics", ese rey de burlas de los angloparlantes.

La más absurda de todas, según The Times, determina que si aparece muerta una ballena en las costas británicas, la cabeza es del rey; sin embargo, la cola es de la reina si necesita los huesos para un corsé.

Estados Unidos verdaderas joyas legislativas; por ejemplo, en Vermont, las mujeres necesitan un permiso firmado de su esposo para usar dentadura postiza: las mujeres solteras que practiquen paracaidismo en la Florida los domingos pueden ser encarceladas; en Ohio, es ilegal tener un pez borracho. La flema de los británicos ha producido piezas dignas de colección: en la ciudad de York es legal asesinar a un escocés dentro de las antiguas murallas, siempre y cuando porte arco y flechas; los ciudadanos de Gales sólo pueden estar en Chester mientras haya luz solar. En la cosmopolita capital inglesa, se puede pasear un rebaño de ovejas en el Puente de Londres sin pagar peaje; en todo el Reino Unido, una embarazada puede orinar donde quiera, incluyendo los cascos de los policías; la ganadora, sin duda alguna: ¡es ilegal morir en el Parlamento Británico! Le compite duramente esta otra: cada barco de la Armada Real Británica que entre a la capital por el Támesis debe proporcionar un barril de ron a los encargados de la Torre de Londres.

En el mapamundi hay cosas propias de Ripley. La circunspecta Francia considera ilícito colocarle el nombre de Napoleón a un cerdo; los médicos de Bahréin pueden realizar todo el examen de los genitales pero sin mirarlos directamente: debe existir un espejo que facilite la tarea; a los conductores ebrios en El Salvador se le puede aplicar la pena de muerte por fusilamiento; los australianos tienen prohibido untarse betún de zapatos en la cara; los israelíes no se pueden meterse los dedos en la nariz los días sábados; en Alberta (Canadá), los presos liberados tienen derecho a un arma de mano con balas y un caballo para huir de la ciudad; en Alemania, una almohada "puede ser considerada un arma pasiva".

La regulación del sexo da para un amplio catálogo de normas curiosas: En Guam es prohibido casarse virgen, tanto que existen hombres a quienes las jovencitas les pagan por su primer encuentro sexual; la ley islámica determina que "después de tener sexo con un cordero es pecado mortal comer su carne"; en El Líbano se permite la zoofilia con animales del sexo opuesto; en Hong Kong las mujeres engañadas pueden matar a sus parejas "siempre y cuando sea con sus propias manos" mientras que los cornudos pueden usar cualquier medio para el mismo propósito; en el estado de Washington no sólo está prohibido tener relaciones sexuales con una persona virgen sino que también lo está perder la virginidad allí, aún tratándose de la noche de bodas: hacer el amor en una ambulancia está penalizado en Utah con la publicación en los periódicos del nombre de las personas y la descripción del hecho, mientras que el sexo con las luces prendidas tiene castigo en Virginia; en Minnesota está prohibido tener sexo con los peces.

El listado de los absurdos legales no tiene límites; el Congreso de Filipinas acaba de aprobar una ley que condena hasta con dos años de cárcel y multas de más de 2 mil dólares a quienes desafinen al cantar el himno nacional.

Dice dicha ley que "El himno debería ser cantado con el tempo propio de una marcha, del orden de 100 a 120 metrónomos, con compases de cuatro cuartos y dos cuartos" Esto obligará a todos los filipinos a estudiar solfeo mientras se llenan las cárceles con sordos musicales.

A lo mejor, "el espíritu del legislador" oscila entre la financiación del presupuesto con el recaudo de multas por este concepto y la formación masiva de cantantes.

Cabe preguntarse entonces: ¿son los legisladores primermundistas tanto o más kafkianos que sus colegas del Tercer Mundo? Si bien nuestros parlamentos tienen mucho de circo, los de Estados Unidos y de Inglaterra ganan con lujo de competencia con sus curiosas, absurdas o desuetas leyes.

Notícula 1: Lamentamos profundamente la desaparición del "Capi" Ospina, un samario de corazón, merecedor de todos los homenajes posibles. Paz en su tumba.

Notícula 2. Después de un prolongado ayuno para las letras hispanas, bienvenido el Nobel de Literatura concedido al peruano, Mario Vargas Llosa.



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