¿Quién cuida a Santa Marta?

Columnas de Opinión
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Eran las 8:30 de la mañana y el taxista que me llevaba del aeropuerto a una reunión de trabajo en Barranquilla, iba oyendo al tiempo dos frecuencias radiales. 

En una se escuchaban las noticias de una emisora local sobre las irregularidades que se cometieron en la elección de los miembros de la Junta Directiva de la Cámara de Comercio de la ciudad y en la otra, una patrulla de la Policía anunciaba la captura de unos delincuentes que 15 minutos antes asaltaron un establecimiento comercial. 

Le pregunté al taxista qué otros problemas había en la ciudad además de la amenaza constante de la corrupción y la inseguridad. Sin titubear me respondió: "Déjeme decirle docto, que los corruptos son más peligrosos que los ladrones. Si erradicamos esa plaga, los demás problemas se resuelven solitos". Él es consciente que si los dineros públicos de inversión social llegaran a las comunidades, se generarían más oportunidades de empleos dignos, los ingresos de las familias mejorarían y no habría razón para seguir delinquiendo. Prometí hacer lo que estuviera a mi alcance y le dije que se dieran por bien servidos porque en Bogotá (para consuelo de bobos), vivimos una situación peor.

Lo que sabemos es que Barranquilla tiene quien la cuide y ayude a resolver estos problemas. Por un lado, la Alta Consejería para la Convivencia y Seguridad Ciudadana implementó en la ciudad el programa que ya arroja unos indicadores de gestión interesantes. Entre enero y abril de 2013, los homicidios se redujeron en un 17%, los hurtos de vehículos y motos en un 28% y los hurtos a residencias y comercio en un 15%, respecto al mismo periodo del año pasado.

Según el consejero Francisco José Lloreda, el éxito de este programa ha sido el alto grado de coordinación que ha logrado la Alcaldía con la Policía Metropolitana (4.377 agentes), los organismos de justicia, la sociedad civil en cabeza del transporte público (14.500 vehículos entre taxis y buses), el comercio y las compañías de vigilancia, entre otros. Se trata de la red de cooperación ciudadana más grande del país. Si Norberto Sánchez Pinzón (el conductor que fue asesinado la semana pasada en una estación del Transmetro), hubiera tenido el Avantel de la red, a lo mejor hubiera podido salvar su vida.

Otros centinelas que no duermen por cuidar de Barranquilla son los superintendentes de Sociedades Luis Guillermo Vélez e Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo. Los dos han dado una verdadera batalla en defensa de la legitimidad de la Cámara de Comercio de Barranquilla (CCB), frente a las embestidas de que ha sido objeto dicha institución por parte de un grupo de aspirantes a la Junta Directiva quienes, con prácticas electorales bastante cuestionables, han querido tomar el control de ella.

Lo más absurdo de este bochornoso episodio es que hoy tengamos a un juez de Bogotá prácticamente coadministrando dicha entidad a través del fallo de una acción de tutela, la cual fue interpuesta precisamente por las mismas personas que inscribieron 1.483 sociedades, algunas de las cuales tienen un único empleado, la misma dirección y con ello consiguieron el 100% de la votación, cuando la abstención fue de 40%.

Gracias a Dios, Barranquilla tiene quien la cuide, ¿Quién cuida a Santa Marta?