Hablar con reflexión y ponderación adecuada, moderar y sopesar declaraciones con alta dosis de veneno, bajar el tono controversial, tener sensatez, cordura y entendimiento es el articulado que supone un escalón en la dura competencia que hoy suscita entorno al cese del conflicto que el Gobierno Colombiano espera conquistar con la guerrilla de las Farc con el objeto de conquistar la tan anhelada paz de una guerra improductiva que lleva más de medio siglo, pero que ahora ha convenido acertar diálogos en la Habana Cuba que permita por fin al hostil y fratricida violencia que ha dejado pérdida de vidas y desolación en el país.
Resulta por lo tanto especialmente inoportuno y peligroso para los interés nacionales originando un momento de tensión zozobra, miedo, angustia y preocupación. Se requiere ahora y con urgencia proyectar el futuro con base en oportunidades que responden a las necesidades y aporten transformación social; intentar nueva interacción, articular políticas que privilegien la calidad, adopten gestiones de conciliación, revolucionar el concepto de la llamada tolerancia, romper cánones estáticos, imprimir pasos y enfoques que articulen acciones proactivos cuyo propósito, mesura y responsabilidad sean coherentes y prudentes.
Se requiere con prioridad encontrar el camino de la concertación para lo cual es necesario movilizar resortes psicológicos aferrados al concepto inherente de convivencia social, disipando de esta manera la tensión guerrerista, la normativa carga de aberraciones ampliarse y reforzarse cualitativa y cuantitativamente que refleje la atención de oficializar condiciones estructurales. Decisión esta asumida para dar impulso a un diagnóstico de análisis y consulta que conjure diferencias con apoyo múltiple, voluntad para construir camino de paz y acabar diferencias marcadas.
Acumular información que conduzca a la conversación de la tolerancia y el mantenimiento, establecer consensos y acentuar diferencias, evadir o rechazar las dosis que cuestionan la decisión de unidad e integridad, es una de las propuestas que pongo en la palestra que antes por el contrario se enfocan en marcar la división.
Como pilar de sostenibilidad en un panorama jurídico que clarifique el plan que contemple acciones diferenciadas de acuerdo con las dimensiones; sendero que viabiliza el uso de la inteligencia y la cooperación del saber y experiencia como potencial relevante para sepultar la tortuosa, absurda y descabellada actitud que propicia desorden, desmanes y caos.
Lo más intrigante de esta situación es la creación de un vergonzoso conformismo y sentimiento de no poder hacer nada por la paz; si podemos y todos. Como constatación de un fracaso monumental que incrementa aceleradamente guerra atizada en medio de un clima de odio y desconfianza.
"Conceptos calificados" expresados por quienes pudieron aplicarlos en su época, que esto debe así, que aquello no debe ir allí, eso que es? Concluyendo hay que intentar y/o dejar hacer.