Por sus frutos los conoceréis

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jorge García Fontalvo

Jorge García Fontalvo

Columna: Opinión

e-mail: jgarciaf007@hotmail.com



Hace un par de días leí un artículo titulado: ¿Como la ves truz? En el mismo, el doctor Germán Vives Franco destacado columnista de EL INFORMADOR, nos invitaba a reflexionar acerca de la forma de actuar de ciertas personas que se mueven por el mundo sin importarles siquiera, un poco de todo aquello que ocurre a su alrededor.

Sí, realmente alrededor nuestro circundan una serie de personas que poco o ningún interés demuestran por las necesidades y el sufrimientos de los demás; por el accionar justo o injusto de los gobernantes; por la pobreza o el hambre mundial; por la honestidad o la corrupción; por la violencia o la guerra, en fin, poco o ningún interés demuestran por lo que sucede con sus semejantes y especialmente, por lo que acontece con ellos mismos y con su propia vida.

En términos generales, estas personas se mueven según su única conveniencia les motiva. La vida funciona, y funciona bien, siempre que los acontecimientos extraños de un mundo dinámico no afecten su sana convivencia.

Aunque duela expresarlo en esa forma, ese es el mundo y esas son las personas que estamos educando y preparando para el futuro. ¿Quiénes lo hacen? Pienso que todos lo estamos haciendo.

En la casa, los padres dedicamos nuestro esfuerzo y dedicación a complacer los caprichos vergonzosos de nuestros hijos, en vez de educarlos y corregirlos.

En la escuela, el colegio o la universidad informamos en vez de formar, y en la calle, terminamos el mezquino "proceso de construcción de miles de seres humanos" que se convierten en hombres y mujeres mediocres, o en el peor de los casos, en delincuentes o farsantes. Realmente son pocos los que se educan o se forman para hacer la diferencia.

¿Qué tipo de mundo estamos heredando a nuestros hijos? Tal vez, un mundo tan mediocre, vacío e indolente como el mundo que heredamos de nuestros padres.

En el mundo superfluo en el que vivimos el blackberry, el ipad, el videogame, la moda y la vanidad superan en importancia el dolor y el sufrimiento de la humanidad.

En el mundo indolente y mediocre en el que vivimos yo soy lo único que importa, lo demás ha de moverse en torno mío. Por ello, la educación y la formación de mis hijos es responsabilidad de otros más mediocres que yo, porque la verdad, mis cosas son más importantes que las necesidades de mis semejantes, incluso, más relevantes que las necesidades de aquellos que Dios me entregó para guiar hacia el camino indicado.

Cuidado padres de familia, cuidado maestros, porque no estoy siendo el mejor maestro cuando intento educar y formar según los criterios mediocres heredados de mis padres, sino, cuando siembro la semilla que da frutos.

No soy el mejor maestro cuando facilito la búsqueda del camino correcto, sino cuando aporto elementos que permiten a mis discípulos encontrar las respuestas precisas en medio de un mundo intricado y complicado.

Cuidado, porque no es mejor maestro quien pretende enderezar la senda torcida, sino, quien motiva a su discípulo a enderezarla por si mismo.

Pienso, es el momento preciso para impulsar el resurgimiento de una generación de valerosos hombres que busquen la construcción de un mundo mejor, porque no podemos seguir patrocinando la mediocridad en medio de una generación de mediocres.

Atención padres y profesores, es el momento de ser el mejor maestro, porque el mundo ha sido construido por hombres esforzados que desearon dejar huella y trascender en el tiempo y el espacio. Atención porque, "por sus frutos los conoceréis".