No me estoy refiriendo al festival de acordeón que tiene lugar en Riohacha y que acaba de sucederse y que se conoce con esa denominación. El título tiene que ver con el Sumo Pontífice recientemente elegido. Si ha habido un Papa al que le cabe de la cabeza a los pies el vocablo de Hombre en su más alto sentido es al actual jefe de la iglesia católica.
Le gusta el teatro y el cine, era y es aficionado al futbol, hincha furibundo de San Lorenzo de Almagro, curiosamente el único equipo argentino con nombre de un santo, tan apasionado por el onceno de Boedo, que posee su carnet y orgulloso lo acompañaba aun siendo Cardenal Primado a las canchas donde jugaba. Además porque eso se puede hacer sin problema en el torneo de los gauchos como quiera que con la salvedad de los equipos de La Plata, Rosario y Córdoba los demás están concentrados en Buenos Aires.
En la medida en que se encumbraba como jerarca de su iglesia en Argentina dejaba translucir su sencillez, característica de las personas importantes como nos los muestra la historia. Eso hace que tome siempre contacto con la gente, se preocupe por ella y se ponga a su servicio. Siendo el número uno de los católicos del país de la pampa y como Arzobispo de la capital de la República prefería tomar el subterráneo como se le llama allá al metro o irse en un autobús de servicio público para dirigirse a su despacho cardenalicio.
El vehículo destinado para su uso, funcionaba diariamente para recoger mercados de la gente pudiente comprometida con él, los cuales entregaba a quienes más lo necesitaban. Por eso siempre predica que la razón de ser en la vida de todos es servir a los demás, tender la mano, la bondad ante todo y sobretodo y el no solo prédica sino que aplica.
No se puede dudar dadas sus condiciones personales de que será el pontífice de los pobres, porque los siente, los tiene en el corazón y realmente quiere abrigarlos, consolarlos, abrazarlos y hacerles llegar su mensaje de solidaridad, amor y permanente colaboración material y espiritual.
En sus primeras salidas en su nueva responsabilidad como Papa negro y blanco, reuniendo esas dos cabezas de la espiritualidad lo que nunca había acontecido, pues un Jesuita jamás había llegado a ocupar el solio de los católicos por cuanto son muy pocos los cardenales de San Ignacio, ha demostrado su carisma, su profunda preparación doctrinal, su acercamiento con sus feligreses, sus posiciones firmes y de principios y su mente progresista y transformadora.
La humildad de este alto prelado ha llegado a tal extremo, que en la semana santa en Roma visitó en el establecimiento carcelario a los prisioneros, presidió la eucaristía y besó los pies de los detenidos hecho inusual y que en la historia del papado nunca se había producido.
Jorge Mario Bergoglio habla el italiano como si fuese su propio idioma, habida cuenta de que es de ascendencia italiana, pero domina también el francés y desde luego el español. Se defiende o mejor aún entiende el inglés, sin ser un súper poliglota maneja varias lenguas independientemente del latín.
Como obispo en la Argentina miró con ojos avizores el panorama político y ha sido el único opositor al régimen de los Kichtner, desde la asunción del esposo de la actual Presidenta Cristina de Kitchner. El enfrentamiento fue de tal naturaleza que estos dos primeros magistrados no fueron a los tedeum que cada año se oficiaban en la catedral y cuyo oferente era el Cardenal de Buenos Aires.
Porque se conocen sus posiciones frontales al respecto es un seguidor de la política de Benedicto XVI contra los pederastas y de igual manera procurará sanear el Banco de la Santa Sede, el cual como todos sabemos hubo necesidad de hacerle reingeniería en el papado anterior.
Su posición ideológica está auténticamente en consonancia con el progresismo social de centro y no es compatible paradójicamente con los jesuitas de la liberación que últimamente imperan en Colombia. En su mente tampoco aparece la filosofía fanática opus deísta y consecuentemente será un papado como lo necesita el catolicismo, para el pueblo y con el pueblo, es decir será un guía democrático en función del beneficio de toda su feligresía.
Dentro de los Obispos colombianos, el único Jesuita es Monseñor Juan Vicente Córdoba, muy cercano a su Santidad. Estoy seguro de que por su preparación académica jugará un rol preponderante en esta nueva era pontificia. Ojalá sea así.