¿Cómo la ves truz?

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Le pregunté a un amigo que como iban las cosas, y me respondió que no sabía porque las noticias eran tan malas que hacía mucho rato ni veía noticieros ni leía periódicos. Esta actitud es compartida por un número grande de colombianos, que para no preocuparse ni amargarse la vida han optado por imitar al avestruz y enterrar la cabeza.

No los culpo, ya que a veces las noticias son tan malas que peligra la salud mental. La parte que no entiendo es que muchas de estas mismas personas pasan horas enteras frente al televisor viendo los Tres Caínes y basura por el estilo.

No veo mucha diferencia entre la novela de los Tres Caínes y la pelea de los tres presidentes, por ejemplo. Ambas tienen condimentación taquillera: poder, venganza, traiciones y otras cosas truculentas, y por momentos un reencauchado de los Tres Chiflados.

Sí, es que el colombiano no puede darse el lujo de tener contextura débil; hay que tener nervios y estomago de acero para resistir la rigurosa dieta de batracios que nos han impuesto nuestros dirigentes. ¿Cómo más se explicaría que podamos sufrir impertérritos las rencillas canallescas entre cafres de alto coturno?

Pero volviendo al punto, se pregunta uno como se puede ser un ciudadano responsable si no se sabe cuáles son las cosas que importan y que afectan a la comunidad, al país y al mundo. Sencillamente, no se puede.

Los delincuentes de todo pelambre y condición social dependen de los ciudadanos avestruces para salirse con las suyas, con las mías y con las de todos. El subdesarrollo y sus consecuencias nefastas no sería posible si no lo empollara el ciudadano avestruz.

Tan grave es el andar desinformado, que la desinformación sistemática de los ciudadanos ha sido el arma preferida de los tiranos. El ciudadano es aislado, y cuando lo nutren con noticias, obviamente estás han sido manipuladas para lograr los propósitos propagandistas del régimen.

El peor escenario de todos es aquel en el que en ausencia de una tiranía y en pleno ejercicio de la libertad, el ciudadano elige auto desinformarse.

Mantenernos informados y actualizados de lo que sucede a nuestro alrededor es un deber ciudadano indeclinable. El ciudadano informado puede responsablemente participar en la toma de decisiones a todo nivel y además se convierte en gran parte de la solución a los problemas. Es un ciudadano útil que contribuye activamente a lograr el bienestar colectivo.

Por otro lado, el ciudadano avestruz es una desgracia para cualquier sociedad. No participa porque cree que no puede cambiar nada, y además porque generalmente se siente víctima de las circunstancias y del sistema.

Todos conocemos ciudadanos avestruces, y si usted está leyendo esta columna, con toda seguridad no es uno de ellos pero sabe y entiende de qué estoy hablando, porque son esos amigos o conocidos que con una gran sonrisa a flor de labios quieren hacernos sentir que estar informados es auto flagelarse innecesariamente, y además nos invitan a abandonar semejante práctica masoquista.

No todo está perdido porque aún podemos hacer algo. La próxima vez que ese amigo o conocido que eligió convertirse en ciudadano avestruz, comience a restregarle en la cara que él es feliz gracias a que no ve noticias ni lee periódicos, no le dé pena darle un regaño. Haga, y háganos, la obra de caridad de desenterrarle la cabeza.

Cambiando de cuarto pero quedándome en la casa, me parece llamativo que en la pelea de verduleras de los tres presidentes, que son cuatro como los Tres Mosqueteros, el gran Daniel haya visto dos gamines y un loro inglés.

Los llamó la gaminocracia. ¿Será que le toca defender al loro inglés, porque de otra forma peligraría la importante y jugosa participación de la familia Samper en la nómina oficial? Nos quiere gobernar a punta de editoriales y con nómina…el surgimiento de la samperocracia. El poder oculto. ¿Será que nos está gobernando El Tiempo?

Si Santos necesitara defensores de oficio, estos no deberían tener conflictos de interés, y Daniel Samper me parece que los tiene, míresele como se le mire. ¿Será que están convencidos de que el ciudadano avestruz es la especie predominante en Colombia y de que nadie se da cuenta?