Quitándose la máscara (1)

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Arsada

Arsada

Columna: Opinión

e-mail: armandobrugesdavila@gmail.com



Que un congresista manifieste sin que le tiemble la voz que votó por algo que no leyó, no es raro en este país de los absurdos, pero que un ex presidente manifieste públicamente su desconocimiento de la Constitución, resulta preocupante en un país que se precia de democrático.

Me refiero a las declaraciones que diera el ex presidente Pastrana a la periodista María Arrazola de El Espectador, manifestando que el presidente Santos estaba equivocado dado que el pueblo colombiano en ningún momento le dio mandato para hacer la paz, como sí lo hizo con él.

El ex presidente desconoce el artículo 22 de nuestra Constitución que dice textualmente: "La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento", el cual a su vez es considerado en el artículo 85 de la misma, como de aplicación inmediata. Después continúa diciendo que el manejo del proceso de paz en su mandato fue transparente y que si la negociación fracasó fue porque las Farc lo engañaron. Para ser honestos, aquí no se sabe exactamente quién engañó a quién.

Recuérdese que mientras él acudía al Caguan, sus asesores craneaban lo que posteriormente se conoció como Plan Colombia para la Paz, el cual terminó llamándose simplemente Plan Colombia y convirtiéndose en la más alta financiación que haya tenido la lucha contrainsurgente en todos los tiempos.

Tan clara tenía la idea de no paz, que sin mucho complique declara haber dicho al jefe guerrillero, que él iba a hacer un ejército para la guerra o para la paz: que ellos decidieran. Una especie de ultimátum, un te rindes o te arraso; eso no es ningún dialogo para una paz.

Es más, su preocupación ahora, como antes, no es la paz sino el hasta donde será capaz de ceder el presidente Santos a esos guerrilleros, en su afán de lograr la reelección. Por eso al inquirirle la periodista sobre que si no veía posible llegar al fin del conflicto, no se atreve a responder si no que habla de un elemento nuevo, refiriéndose precisamente a la campaña. Pero no contento, señala que el gobierno está negociando con un grupo terrorista, es decir, esa negociación, en su criterio, es un absurdo jurídico. En otras palabras, no quiere la paz, ni la quiso nunca.

Todo fue una farsa que utilizó, él sí, para su campaña. Su propuesta de invitar a la mesa de negociaciones a los Estados Unidos, me hizo recordar el fatal comportamiento de Santander, quien a sabiendas del pensamiento de El Libertador, al respecto no tuvo ningún inconveniente en invitar al Congreso Anfictiónico a los Estados Unidos. Todos sabemos que este fue el inicio del fracaso de la Unión Hispanoamericana, el sueño político más grande de Bolívar, que por fortuna comienza a tomar forma después de 200 años.

Para finalizar sería conveniente que los conservadores explicaran, hasta el momento no han dicho nada, ¿cómo así que una posición en el Directorio Nacional de su partido cueste la increíble suma de 1.000 millones de pesos? Eso lo dijo, en la misma entrevista, el ex presidente Pastrana. Se supone que a esas posiciones deben ir los mejores cuadros del partido y ser elegidos por votación libre y democrática. De lo contrario, ¿de qué ratonera de poder estamos hablando?



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