La guerra de Corea

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



Nuestras Fuerzas Militares han descollado en el combate de la guerra de guerrillas, donde se han constituido en un ejemplo ante el mundo, por sus ejecutorias históricas. La operación Jaque por ejemplo organizada y plasmada por el Ejército no cabe la menor duda de que es aquella que no tiene precedentes en la estrategia y la táctica militar del orbe, por su impecable planeación, su inteligencia de alta cirugía castrense y su atinada y coordinada ejecución.

Pero de la misma manera hay un hecho de trascendencia mundial en el campo de la guerra regular, en el cual Colombia con sus Fuerzas Militares pusieron muy en alto nuestro tricolor nacional.

Se trata de nuestra participación en la guerra de Corea, en la cual nuestros soldados de tierra y mar sobresalieron no solo por ser los únicos combatientes de América Latina sino por la trascendencia de sus virtudes castrenses, toda vez que lucharon por una noble causa, cuál era la libertad, la democracia, el derecho y la defensa de un pueblo como valores vitales de la humanidad.

En esa confrontación bélica estuvimos hace sesenta y dos años al lado de los aliados de los Estados Unidos y en contra de los comunistas de China y de la Unión Soviética. Era la prolongación de la guerra fría en la esfera de la escaramuza del conflicto.

Allí en la península coreana el Batallón Colombia, de infantería, pero conformado por unidades humanas de infantería, artillería, ingenieros, caballería, comunicaciones, es decir las armas que constituían nuestro Ejército, mostraron el elevado grado de heroísmo, sacrificio y lealtad, cualidades que siempre han enaltecido a nuestras tropas.

En las aguas asiáticas las fragatas Almirante Padilla, Capitán Tono y Almirante Brion, igualmente con sus tripulaciones denotaron su voluntad de lucha, su coraje y su patriotismo sin límites.

Estos guerreros del Ejército y de la Armada le dieron prestigio, admiración respeto y reconocimiento a nuestros cuerpos armados. La anterior aseveración es tan cierta que aquí vale la pena poner de presente lo que dijo el General Blackshear Beyan Comandante de la Vigésima Cuarta División de Infantería a la cual fue agregado el Batallón Colombia a propósito de la intervención de nuestros militares: "He combatido en tres guerras, he comandado y he visto luchar a los mejores soldados del mundo. Pensé que nada me quedaba por ver en el campo del heroísmo y de la superación humana, pero viendo combatir al Batallón Colombia, he presenciado lo más grande, lo más soberbio de mi vida".

No era una faena sencilla para esos colombianos en armas, por cuanto tenían un teatro de guerra totalmente desconocido, otro idioma, planeamiento conjunto con ejércitos de otras razas, distintas armas, otras doctrinas y tácticas, otro clima, otra topografía. No obstante lo anterior ese Batallón Colombia se sobrepuso a esos inconvenientes, sobresaliendo por sus actos de bizarría y por consiguiente recibieron todos los honores, distinciones y condecoraciones tanto los oficiales como los suboficiales y soldados.

No ha habido por parte de los colombianos el agradecimiento debido a esos veteranos de guerra, quienes se entregaron con amor, profesionalismo y valentía para defender esos postulados e ideales de libertad tan importantes en la vida de los pueblos. Gracias a ellos, a su generosa entrega en el cumplimiento del deber, ha sobrevivido Corea del Sur por la senda del progreso y del bienestar de sus conciudadanos.

Ha sido una "guerra olvidada" como bien lo anotaba un Comandante del Batallón Colombia el Señor General Alberto Ruiz Novoa, quien aún vive respirando y sintiendo su milicia. Recuerda nostálgicamente su paso por esa guerra que lo marcó y eso le ocurrió a todos y cada uno de los soldados que vivieron ese bautizo de fuego en los cerros escarpados norcoreanos.

Muchos de esos Subtenientes y Tenientes y Tenientes de Corbeta y Fragata que contribuyeron a detener la invasión norcoreana, alcanzaron el Generalato y el Almirantazgo y le dieron brillo a sus soles e insignias. Algunos comandaron sus Fuerzas de Ejército y Armada. Tales fueron Generales Alberto Ruiz, Alvaro Valencia, Fernando Lándazabal, Bernardo Lema y Jorge Robledo y Almirantes Julio Cesar Reyes, Jaime Parra, Gilberto Barona y Alfonso Diaz respectivamente.

Sería injusto dejar de mencionar algunos otros oficiales excelentes y destacados en esas batallas asiáticas y en territorio colombiano, quienes asimismo tuvieron sus soles en sus hombros. Ellos son: Mayores Generales Edmundo Rubiano Groot, Jaime Durán, Armando Orejuela, Alberto Andrade y Jaime Garzón. Brigadieres Generales Jaime Polanía, Carlos Pedroza, Dario Santacruz, Luis Etilio Leyva, Jesus Velazquez, Manuel Rojas, Humberto Montañez, Camilo Riaño, Gabriel Puyana, Raúl Martinez, Alvaro Arenas, José Jaime Rodriguez, Guillermo Rodriguez, Romualdo Fajardo y Carlos Narvaez.

Es preciso anotar que las experiencias en esa guerra de Corea, actualizaron, modernizaron y transformaron al Ejército y a la Armada. Fueron un cúmulo de enseñanzas, que se materializaron en las dos fuerzas.