Estoy completamente seguro que al igual que miles de personas en Colombia, usted también desea la paz. Este no es un deseo exclusivo de uno o de otro, no. Es simplemente un clamor unísono de toda la población. Sin embargo, sería importante precisar cuál es el costo real que se debe asumir para lograr la paz que tanto se anhela, principalmente, cuando aquellos que la promueven sencillamente lo hacen para obtener algo a cambio.
Miremos solamente en dirección del presidente Santos para sustentar esta idea. ¿Qué busca este señor? Además de una reelección, estoy seguro que un premio nobel.
No es que no quiera un premio nobel para Colombia, lo que sucede es que no estoy de acuerdo con que se logre un galardón de este tipo gracias al oprobio y el sufrimiento del pueblo.
Parece ser que ahora se institucionalizó el nobel para presidentes, o si no que lo diga el presidente Obama. Que fiasco, esto no es más que una burla inmisericorde en contra de la población.
Y que podemos decir de nuestro mejor nuevo amigo, el camarada Maduro. Que payasada, este señor ahora se muestra preocupado por Colombia. ¿Quién le cree este cuento? Seguramente, ni los que votan por él en su casa. No obstante, con esta clase de estrategias fraudulentas es que está aspirando a la presidencia de Venezuela. Como dicen por ahí, "Hijo de tigre…."
Bueno y doña Piedad no se queda atrás. Esta honorable dama, cuéstele lo que cueste vuelve al congreso. Si, al mismo congreso del cual fue expulsada por su amistad con los farsantes.
Ahora, que me dicen de los miserables narcoterroristas que negocian en Cuba, lo único que buscan es apropiarse de lo poco bueno que queda en nuestra querida tierra. Estos señores simplemente están interesados en legalizar la criminalidad y la violencia que tanto dinero les ha dejado.
¿Cómo es posible que los asesinos de Colombia se paseen campantes y orondos por todos los rincones del mundo intentando engañar a la gente que sufre? ¿Es qué acaso nadie advierte lo que sucede?
¿Por cuánto tiempo continuaran con la farsa que han montado en compañía de Fidel y sus compinches del Alba? Colombia no puede permitir semejante engaño, principalmente, cuando los criminales más peligrosos del mundo reciben apoyo logístico y financiero procedente de fronteras cercanas a la nuestra.
Ya no se qué pensar. Esto realmente se parece a una de esas telenovelas mexicanas que lo único que produce en el gusto del televidente es fastidio. Bueno no solo las mexicanas, las coreanas también.
La verdad, el final este culebrón esta cerca, aunque en las últimas horas algunos oportunistas de cartel han reclamado la continuación de esta burda mentira incorporando a este negocio a los bandidos del Eln.
Por ahora, lo único que quiero saber es: ¿De qué paz están hablando, y a costa de qué la buscamos? ¿A usted no le gustaría conocer esa respuesta? A mi sí.