La picaresca judicial

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Escrito por:

Alfonso Lopez Carrascal

Alfonso Lopez Carrascal

Columna: Pedagogía Constitucional

e-mail: lopezcarrascal@yahoo.com



El ejercicio de la profesión de abogado sea como litigante o como operador de justicia conlleva un género que hemos llamado picaresca y vamos a mostrar algunos casos ahora que se nos viene encima la Semana Santa, semana que debe ser de reposo y reflexión en el andar vital.

Ediciones Jurídicas de Gustavo Ibáñez nos deleitó hace algunos años con la obra La Picaresca jurídica Universal y de esa obra sacaremos algunos casos seguramente del mayor interés para todos. Queremos para aquellos que consideran la conjetura como medio de prueba los siguientes versos "Un hombre perdió su hacha, y sospechó del hijo de su vecino. Observó la manera de caminar del muchacho-exactamente como un ladrón. Observó la expresión del joven-idéntico a la de un ladrón. Observó su forma de hablar-igual a la de un ladrón.

En fin, todos sus gestos y acciones lo denunciaban culpable de hurto. Pero mas tarde, encontró su hacha en un valle. Y después, cuando volvió a ver al hijo de su vecino, todos los gestos y acciones del muchacho le parecían muy diferentes a los de un ladrón.

Pero veamos esta fábula china en que había un hombre sediento de oro, que en una mañana se vistió con elegancia y se fue a la plaza. Apenas llegó al puesto del comerciante en oro, se apoderó de una pieza y se largó. El oficial que lo aprehende, le pregunta: ¿Por qué robó el oro en presencia de tanta gente? Contestó: cuando tomé el oro no vi a nadie. No vi más que el oro. Otra anécdota es la que refiere el caso de ladrón habitual que le dice a su defensor público:- lo que me fastidia es que estoy acusado de doce robos. Pregunta el defensor:-son doce?....entonces. Tanto mejor, para alegar monomanía.

Se refiere el caso del juez, que una vez abandonado el Tribunal regresa al hogar y en el seno de la familia vuelve a ser juez doméstico. Y se enfrenta a una controversia, uno de sus hijos afirma un hecho ignominioso cometido por su hermano y éste lo niega. El buen padre medita para actuar y piensa que el acusador y el que niega el hecho, merecen igual credibilidad, y por esto busca otras pruebas, para estar seguro y poder castigar y si no encuentra otras sigue dudoso y no castiga. Entonces, ¿por qué esta misma lógica de la vida no ha de tener valor en los estrados judiciales?.

Otra: te acuerdas del caso del juez a quien le ofrecieron $200 millones por un fallo favorable al querellante?. Echó al hombre de su despacho y cuando sus colegas compartieron su indignación ante el insulto que se le había infringido, el juez les contestó: "Caballeros, el insulto no me preocupó, a la integridad. No es insultable. Lo que me preocupó, es que el hombre se estaba acercando demasiado a mi precio".

Se recuerda el retrato de un abogado que en los estrados judiciales señalaba "que tenía la plena convicción... de que el cliente le pagaría bien sus honorarios, Bien decía el maestro Canelutti, tenle miedo al cliente para que te pague todo".



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