Hace un par de días un compañero de la universidad me relataba la rabia que tenía con el ex-presidente Álvaro Uribe, "no soy de izquierda, ni de derecha ni mucho menos santista, pero es que Uribe cree que él fue la única víctima del conflicto armado, yo perdí a mi tío, y otros familiares más en La Guajira, ya por eso no debo pensar que la salida al conflicto es por la vía armada y no la del diálogo, existen otros medios y la forma de humanizar al mundo son por las vías de la educación y la academia aunque muchos así no lo consideren".
Si hubo humo blanco en la ciudad del Vaticano y eligieron por primera vez en la historia un Papa latinoamericano, por qué no lo puede haber en La Habana y se firme no solo un proceso de paz sino, que se lidere una verdadera reforma agraria que saque al agro de la crisis alejada de todo trasfondo político y de la burocracia.
Sin temor a equivocarme Santos será el presidente de la paz, bajo su gobierno se firmará el cese al conflicto y si nos toca jugarnos por su reelección lo hacemos, es el mejor camino, la mejor opción; el miércoles pasado en el departamento de Risaralda el presidente dijo que "abandonaría el gobierno cuando en Colombia pueda decir tenemos paz" estas palabras dejan abierta la posibilidad para aspirar a un segundo mandato y el deseo de que en Colombia se firme un verdadero proceso de paz.
Los diálogos no son ordenados por el terrorismo, son diálogos que atienden a las exigencias nacionales de conseguir la tranquilidad y la paz, aquí no se le perdonará nada al terrorismo, aquí habrá una paz sin impunidad, vamos por el camino correcto y no nos detendremos por tesis obsoletas de acabar con el conflicto con mas conflicto, de guerra con mas guerra.
Dentro de la dinámica de negociación es bien visto que se inviten a la mesa de diálogos a los representantes gremiales de los distintos sectores del país para que las conversaciones involucre no solo a dos parte Farc-gobierno, sino por el contrario la mesa reúna múltiples partes y se puedan representar los intereses de todos los sectores, los colombianos no podemos seguir equivocándonos, debemos hacer oídos sordos a los insultos de los enemigos de la reconciliación y el diálogo y decirle que vale la pena sacrificarse por la paz, al presidente Santos le digo que no solo es ser el cesar sino comportarse como tal, y el papel de presidente requiere muchas exigencias que con su equipo de trabajo pueden ser cumplidas pero se requiere transparencia compromiso y poca burocracia cosas que en este gobierno se ven poco.