No es una mentira que nuestro planeta se desangra miserablemente por causa de las guerras, la violencia y la desidia de todos. Pese a ello, en medio de la confusión, ni una sola alma decente alza los ojos a los cielos para pedir por la reivindicación del género humano, por el contrario, pareciere que estuviésemos felices por lo que acontece con nuestros semejantes, y en especial, por lo que sucede con la tierra que habitamos.
No existe respeto ni aprecio por la vida propia y mucho menos por la de los demás, como si pudiésemos arrancar de las ramas altas de los árboles o comprar en cualquier supermercado, un manojo de vida. No existe, en forma alguna, paz ni tranquilidad, únicamente un deseo irrefrenable de arrebatar de las manos de los indefensos, la escasa esperanza que aún habita en sus corazones.
La ambición y la corrupción merodean salvajemente en medio de las comunidades cual bestia salvaje que espera el momento preciso para atacar a su presa. Además de la violencia, la gente humilde e indefensa, muere de hambre. Los que han sufrido durante cientos y miles de años, aún hoy, en pleno siglo XXI, continúan sufriendo sin que nadie en este mundo indolente, haga algo por ellos.
¿Qué sucede con nosotros?, ¿Qué sucede con el pueblo que clama en silencio por una nueva oportunidad y por una nueva opción de vida?, ¿Qué sucede con el género humano en general?, ¿Será que la única intención, y el único objetivo alcanzable para la humanidad es la autodestrucción?. No sé, realmente no sé qué sucede con nosotros.
Para los que piden el juicio final antes de tiempo, lo mejor es que la tierra sea consumida por el fuego avasallador y el castigo eterno, como si para los más necesitados no fuese suficiente castigo ver como sus hijos mueren en la indefensión.
Para oriente, los occidentales pervertimos las leyes de Dios, la doctrina y las sanas costumbres, por ello, somos adoradores del mal. Para los occidentales, somos portadores de una verdad absoluta e inmutable, por tanto, nada a nuestro alrededor, aparte de nuestro egoísmo e insana ambición, es digno de nosotros.
Para el capitalismo brutal y despiadado no existe nada diferente a la acumulación de riquezas, lo demás no tiene sentido. Incluso la vida humana se compra y se vende en tiendas y almacenes. Para la izquierda insana y trastornada, solo debe existir un mundo en el cual su loca y asesina ideología domine por doquier. Para este tipo de locos (izquierda y derecha), lo único que importa es satisfacer sus malditos deseos de riqueza y de poder. Para ellos, nada diferente a su perturbado pensamiento tiene validez en sí mismo.
Y ocultos detrás del muro de la ambición, cual ilustres mensajeros de la corrupción, los medios, el marketing y la publicidad se encargan de vender ideologías destructivas que procuran acabar con la poca paz y la tranquilidad que existe en derredor de las comunidades.
Ahora pretenden vender, vía satélite, la idea de la divinidad enraizada en el alma del hombre y la benevolencia de algunos personajes, ciertamente más malos que Hitler y sus secuaces. Que vaina, aspiran limpiar el agravio hecho al hombre con mercadeo y difusión publicitaria barata. Ya esta bueno de tanto juego sucio.
Dejen de crear tanto mito y leyendas indeseables, porque el mundo está cansado de las barbaridades que se inventan algunos para esclavizar y destruir la mente de los demás. Basta de tanta mentira, porque el pueblo merece más de lo que los deshonestos pretenden mostrar. La verdad, no creo en los mitos y leyendas que esclavizan, y ¿usted?, ¿Se deja esclavizar por ellos?.