Desigualdad en países de América Latina

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Escrito por:

Eder Ojeda Carranza

Eder Ojeda Carranza

Columna: Opinión

e-mail: ederojeda0587@hotmail.com



En la actualidad, la desigualdad en los países de América Latina ha estado acompañada de una baja movilidad social, el sistema político y los mecanismos de redistribución no han sido eficaces en materia de desarrollo social,

el crecimiento económico en países como Colombia durante los últimos años no ha estado acompañado de un desarrollo social más equitativo entre las clases vulnerables y el resto de la población más rica.

Antes de la crisis económica mundial del 2008, un número importante de países de América Latina había logrado reducciones de desigualdad como consecuencia de la expansión en términos de cobertura de servicios sociales básicos y una incidencia más progresiva del gasto social sobre el desarrollo humano; sin embargo, los problemas económicos, las políticas públicas y las dificultades en materia de empleo, no han permitido avanzar hacia un desarrollo más equilibrado que posibilite el aumento de los Índices de Desarrollo Humano (IDH).

Según el informe regional sobre IDH para América Latina y el Caribe 2010, Colombia registró en 2007 un IDH de (8.07%), en comparación con 2000 (7.72%) y 1990 (7,15%), en estos diez años tuvo un incremento de 8%, mientras que en el lapso del año 2000 al 2007 creció en 4.5%, lo que explica las desigualdades entre los que se destacan la territorial y la que existen entre grupos y las diversas dimensiones del desarrollo humano.

De igual forma, la coyuntura socio-económica exige que estos procesos vengan acompañados de un esfuerzo mancomunado por el fortalecimiento del sistema económico, por razones sociales, ya que el pueblo Colombiano se encuentra inmerso en una difícil situación social evidenciada por alarmantes cifras, tales como una tasa de pobreza de 64.3% y de desempleo del 14%.

De igual forma, el empleo se ha sustituido por ocupación precaria sin protección social, la informalidad se ha incrementado casi que diariamente, generando brechas entre asalariados. Todo esto corresponde a una inequitativa distribución del ingreso, lo cual nos ha ubicado en el cuarto país con mayor desigualdad de América Latina.

Las cifras así lo corroboran, en materia laboral, el 13.3% de la población económicamente activa del país se encuentra desempleada, convirtiéndose así en la mayor tasa de desempleo de América Latina. Esto significa que existen más de dos millones setecientos mil personas que están buscando trabajo y no lo encuentran.

Por otra parte, más del 51% de la fuerza de trabajo se encuentra en la informalidad; 58% en el área urbana y el 75% en el área rural; tenemos más de siete millones de trabajadores independientes o por cuenta propia, superando en algo más de 600 mil personas al número de total de asalariados (Dane, 2010)

En lo relativo a la pobreza y a la desigualdad, según el informe de la Misión de Empleo, Desigualdad y Pobreza en Colombia, el 45,5% de los colombianos vive en la pobreza y el 16,4% en la pobreza extrema. Es decir, que existen en el país 19'899.144 personas pobres y 7'159.172 personas sumidas en la pobreza extrema o indigencia.

De otra parte, según el indicador de desigualdad de Gini, medido por ingreso per cápita por hogar, el cual es un indicador de dispersión estadística, que se utiliza para medir la desigualdad en la distribución de los ingresos. Tiene un rango entre 0 y 1, en donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y 1 se corresponde con la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno).

Colombia con un índice de Gini del 0.56, figura como uno de los países con mayor inequidad en el mundo, y con mayor desigualdad en la distribución del ingreso, tan sólo superado en América Latina y el Caribe por Bolivia (0.60), Haití (0.59), ecuador y Brasil (0.56). (Atencio, 2010)

La concentración de la riqueza y de los ingresos en Colombia hoy es más alta que a finales de los años setenta. Nuestra persistente desigualdad se reproduce de generación en generación y afecta seriamente la calidad de vida, la libertad y el desarrollo humano de la población.

Este crítico escenario, es reflejo no sólo de factores coyunturales derivados de la crisis, sino de aspectos estructurales relacionados con el debilitamiento progresivo de la capacidad de generación de ingresos, tanto a nivel individual como agregado; la progresiva reducción de las actividades agrícolas e industriales en la estructura productiva nacional; el atraso tecnológico; la perseverante flexibilización del mercado laboral que ha conducido a cambios en las modalidades de actividad laboral y en los sistemas de contratación, y ha contribuido en el crecimiento de las actividades informales, así como en la agudización de las precarias condiciones de los empleos.

Aunque Colombia ha registrado comportamientos significativos en lo referido al crecimiento económico durante los últimos diez años, esto no se ha visto reflejado sobre el empleo, por lo tanto como consecuencia han seguido presentándose altos niveles de pobrezas consolidando una acentuada exclusión social y violencia, siendo estos factores desequilibrantes del desarrollo del país.