Para atrás ni para coger impulso

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Iban de afán huyendo de una muerte segura, y a pesar de que ya se los habían advertido, la mujer de Lot miró para atrás e inmediatamente quedó convertida en estatua de sal. Y es que mirar para atrás muchas veces es la peor de todas las opciones.

Asimismo, el asesinado caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán solía gritaren las plazas públicas, que para atrás ni para coger impulso. La frase no es de él y se le atribuye al filósofo chino Lao Tse.

Muchos colombianos seguimos mirando para atrás en lo que tiene que ver con las Farc y con el proceso de negociación. Basta con dar una mirada a las expresiones de odio y repudio que las Farc y sus recientes actos generan en las redes sociales.

Este odio es el que hace que se mire con desconfianza el proceso de negociación, y el mismo que hace que mucha gente esté pidiendo que el gobierno se levante de la mesa y continúe por el camino de la confrontación armada hasta lograr el sometimiento.

La falta aparente de apoyo ha hecho que se programe una marcha por la paz el 9 de abril, día en que asesinaron a Gaitán, para que los colombianos salgan masivamente a apoyar las negociaciones de La Habana. Este clamor ha sido apadrinado por el mismo presidente Santos, entre otros actores sociales y políticos.

Yo apoyo irrestrictamente el proceso de negociación, y creo firmemente en la sinceridad de las Farc. Soy moderadamente optimista porque sé que la sinceridad y buena voluntad de las partes no son suficientes para lograr acuerdos, pero son una base sólida.

No comparto la opinión de Fajardo de que la falta de apoyo es porque falta pedagogía por parte del gobierno. No es asunto de pedagogía, el asunto es que los colombianos no sabemos qué es lo que está cediendo el gobierno. Aquí sí que hay un problema de comunicación grande, ya que el gobierno no ha sido suficientemente enfático y reiterativo en comunicar al pueblo colombiano que es aquello que se considera sagrado y que no es negociable. Esto explica gran parte del nerviosismo que hay en el país.

A mí no me preocupan las polémicas que trascienden a los medios de comunicación, y que amenazan con dar al traste con el proceso. Estas son cosas normales en un proceso como este, y desde la óptica puramente mecánica de un proceso de negociación, el manejo que el gobierno le ha dado al mismo ha sido impecable.

Estoy convencido de que estamos frente a una oportunidad histórica única y que sería trágico desperdiciarla.

Hay momentos en la vida de las naciones, en que tenemos que dejar de mirar para atrás y enfocarnos en el futuro, y creo que el proceso de negociación con las Farc es uno de estos momentos, que nos exige la disciplina de mirar hacia adelante y no hacia atrás.

No podemos cambiar la historia, aunque podamos reescribirla, no vamos resucitar los muertos ni podemos devolverle los años de vida perdidos a los muchos secuestrados. El proceso de negociación no es para cambiar el pasado sino para poder cambiar el futuro, para dejarle a las futuras generaciones un país en paz con verdaderas posibilidades de progreso.

La marcha del 9 de abril, más que ser una marcha por la paz, es una marcha por un mejor futuro para todos.

Nadie nos está pidiendo que olvidemos, de hecho creo que no sería sano olvidar, pero sí que nos reconciliemos como sociedad. El perdón, que como bien anotó Angelino Garzón, será difícil, viene con el tiempo. Es un proceso largo, y lo importante es entender esto para no esperar que los odios y rencores de parte y parte cesen automáticamente una vez firmado el acuerdo.

Valga la pena recordarle a ambas partes que los pilares fundamentales del perdón son la verdad y la reparación de las víctimas, y que obviarlos sería una gran equivocación.

Este proceso de paz merece todo el apoyo por parte de los colombianos, y más que marchas, lo que necesitamos es un cambio permanente de actitud. Miremos hacia adelante, porque como decía Gaitán, para atrás ni para coger impulso.