Los sueños de Tirofijo y Jojoy

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jorge Caicedo Correa

Jorge Caicedo Correa

Columna: Opinión

e-mail: jcaicedoster@gmail.com



Todo ser humano sueña, dormido o despierto, cuando elucubra situaciones ficticias donde dejando vagar la imaginación cubre de gloria o de venganza su vida cotidiana.

Tirofijo, soñaba con ser el presidente de Colombia, su segundo al mando, Mariscal de las Farc, el Mono Jojoy, con ser su ministro de Defensa.

Tenían muchas cosas en común, la academia de los dos era escasa, pero con una inteligencia excepcional, Tirofijo, organizó un ejército de la nada y el Mono Jojoy, organizó un imperio criminal con la coca y el secuestro, donde se dio el lujo de poseer un reloj Rolex de US $16.000,00 dólares, abastecimiento en hidroavión a su guarida, donde murió rodeado de dinero de alta denominación.

El sueño, digamos que tuvo cierta probabilidad, llegaron las FARC a tener rodeada la capital de la República. El país estaba en jaque, pero no mate.

Ese triunfalismo, los encegueció y no les permitió ver la realidad de aceptar la generosa propuesta de Andrés Pastrana, se estudiaban varios "Escenarios", como los denominaron, entre ellos estaba, el de que como no querían abandonar las armas, porque Tirofijo y Jojoy lo consideraban garantes de los acuerdos de paz, se estudiaba, nombrar a Jojoy en un cargo en el Ministerio de Defensa, posiblemente de viceministro y a Tirofijo, como senador vitalicio u otro cargo en el Gobierno, dar de baja a un grupo aproximado de 20.000 soldados profesionales, para reemplazarlos por los insurgentes de las Farc. Estos eran cuatro planteamientos, los leí y únicamente analicé este exabrupto.

Al no aceptar las propuestas del Gobierno, porque querían todo o nada. El sueño se comenzó a derrumbar en el 2002, con la Seguridad Democrática del presidente Álvaro Uribe, pasaron de las mieles de las victorias, de las tomas sangrientas, secuestro de políticos, a las pesadillas, porque retrocedieron, de la capital del país, a las madrigueras en la selva, al sitio, donde suspendieron con arrogancia los diálogos de paz, para empezar el principio del fin.

Se acabaron las quimeras de grandezas presidenciales y ministeriales, para dar paso a las pesadillas de tratar de sobrevivir en la manigua bajo los certeros bombardeos a sus campamentos, abandonarlos en la oscuridad y en medio de las lluvias torrenciales de esa zona, de la cual tengo los recuerdos de ropa empapada, mosquitos, malaria, amibiasis etc. Para morir en forma deplorable.

A Tirofijo y Jojoy, les aterraba que fueran a perecer en medio de bombardeos, o acorralados, que exhibieran sus cadáveres, como ellos mostraron los de sus víctimas, a los dos les encantaba, el espectáculo; de los despojos mortales de los guerrilleros y colaboradores del Gobierno, que degollaban con machete, para ahorrar munición, lo decía Jojoy y escarmiento de los vivos.

Tirofijo, odiaba el cristianismo, le daba coz al aguijón y Jojoy, practicaba el satanismo: feliz encuentro de los dos con su protector en el Infierno.