¿Por qué no exportamos?

Columnas de Opinión
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Cuando el expresidente Álvaro Uribe y el presidente Juan Manuel Santos formalizaron los TLC con los Estados Unidos y la Unión Europea, claramente lo hicieron con el objetivo de buscar que los empresarios colombianos colocaran sus productos en condiciones preferenciales y sin barreras en dos mercados que suman mas de 800 millones de habitantes, buscando con ello, generar más empleos, mayores ingresos y bienestar a nuestra población.

Este buen propósito se ha visto frustrado por la desidia de algunos funcionarios del DNP, ICA, Invima y los ministerios de Agricultura, Salud y Medio Ambiente, que no han tenido voluntad política ni el compromiso de elevar el nivel sanitario en Colombia, para que nuestros productos agropecuarios sean admisibles en los mercados externos.

La historia es la siguiente: Cuando Hernando José Gómez -el zar de los acuerdos internacionales- y su corte de "expertos teóricos" negociaron estos tratados, sabían de antemano que había que darle un tratamiento especial al sector agropecuario, debido a que las carnes y la mayoría de nuestras frutas y verduras no son admisibles en esos mercados por una serie de requisitos y barreras fitosanitarias y sanitarias que nosotros no podemos cumplir en el corto plazo.

Como no se logró el trato preferencial y no contábamos con unas instituciones sólidas que exigieran los requerimientos que garantizaran unos niveles de riesgo aceptables para la población colombiana y para los mercados receptores, hubo que iniciar un trabajo juicioso entre los sectores público y privado (de la mano de expertos internacionales), para establecer una regulación, que mejorara los estándares sanitarios del sacrificio y la comercialización de carne en el país, permitiendo una equivalencia con las normas sanitarias de la mayoría de los países firmantes de los TLC. Dicho trabajo se formalizó con la expedición del Decreto No. 1500 del 2007.

Cinco años después, hemos encontrado que el actual Gobierno no ha puesto en vigencia los estándares sanitarios del sacrificio y la comercialización de carne en el país y por el contrario, expidió una prórroga por seis meses más, para la entrada en vigor del anterior Decreto.

Una de las razones por las cuales la UE, EE.UU, EFTA, Mercosur, Canadá, México, Chile, Corea y Triángulo Norte de Centroamérica, restringen el acceso de nuestra carne, por la falta de un sistema que permita garantizar el cumplimiento de estándares en materia de inocuidad en los mataderos. Venezuela y Perú, que si admiten nuestra carne, tampoco les estamos exportando.

El Gobierno venezolano, a pesar de tener en Colombia a su mejor nuevo amigo, prefiere comprarle la carne a Chile y Argentina (a nosotros nos compran ganado en pie de contrabando) y Perú, compra la carne mas barata a los países del cono sur, porque como ellos, son exportadores de la denominada "Cuota Hilton" a la Unión Europea (que se vende a precios extraordinarios), ello les permite subsidiar el precio del resto de la res.

Lo más vergonzoso de esta negligencia, es que el ICA (en ocho años), no ha sido capaz de realizar las gestiones que permita la aprobación de un Tratamiento Cuarentenario para enviar a los EE.UU. productos con gran oferta exportable como el melón, papaya, guayaba, maracuyá, pitaya, uchuva, tomate y papa criolla.

Señor Presidente, los empresarios del campo y de la agroindustria están cansados de solicitarle al ICA y al Invima avances concretos en la inspección, vigilancia y control sanitario. Es hora de expedir y aplicar las normas que garanticen la inocuidad de la carne en toda la cadena, la reglamentación de trazabilidad y buenas prácticas ganaderas. Implementar lo planes de residuos y reducción de patógenos, y montar los laboratorios en las regiones a ver si en cinco años podemos hacer la primera exportación de carne.