Un gran Papa para los siglos venideros

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



La noticia fue inesperada pero no sorpresiva. Sus últimas apariciones evidenciaban el vencimiento de los años y una fragilidad creciente, que como Él mismo lo reconoció al anunciar su dimisión al mundo, lo privaban de las fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio Petrino.

No podía escribir sobre nada distinto, porque a este hombre, a este gran Papa, le debo mucho. Las personas que me conocen, saben que fui un ateo recalcitrante, que además activamente atacaba a la Iglesia Católica y sus creencias.

Mi camino de conversión, en las circunstancias personales que se dieron, hubiera quedado truncado o en últimas hubiera sido estéril, de no ser por las luces del Papa Benedicto XVI.

No tuvo un papado fácil, porque para comenzar, reemplazaba al Beato Juan Pablo II, quien había sido un Papa enormemente carismático, el Papa viajero, el Papa de las multitudes y el Papa de los jóvenes. Juan Pablo II, fue un Papa para sus tiempos. Sin embargo, siempre se supo que la pureza doctrinal descansaba en los hombros del entonces Cardenal Ratzinger, un teólogo sin igual.

Ya como Papa, el Cardenal Ratzinger, enfrentó una de las crisis más profundas que ha vivido la Iglesia Católica por cuenta de los abusos sexuales cometidos por algunos poquísimos sacerdotes infieles y traidores de su fe. Además,colocó en marcha un proceso de depuración y reflexión hacia el interior de la Iglesia, especialmente dirigido a la jerarquía eclesiástica.

Gran pensador y escritor prolífico, que le deja a la humanidad un legado de pensamiento con una claridad pocas veces vista. Al margen de si es sacerdote y Papa, es uno de los más grandes humanistas de los últimos cien años, y creo no equivocarme al afirmar que sus luces iluminaran a la humanidad por varios siglos.

En lo personal, gracias a Benedicto XVI y su obra, pude ver con claridad las verdades de la fe que antes me eludían. Y fue así como pasé de ser un ateo irreverente que apoyaba muchas atrocidades, a ser un católico convencido que ha comenzado a caminar un camino que ciertamente no es fácil, porque ser cristiano de verdad implica vivir en contravía de los valores sociales predominantes.Además, implica una constante lucha personal contra uno mismo.

Creo que aquellos católicos que quieran realmente formarse en la fe, o aquellos que buscan sinceramente la verdad, deberían estudiar la copiosa obra de Benedicto XVI, que es fuente doctrinal y dogmática segura.

No es posible ser un buen católico e incluso entender las posiciones de la Iglesia en muchos temas, si no se estudia y aprende las enseñanzas de la Iglesia. Tal vez por esto, Su Santidad decretó el Año de la Fe.

Humanamente es fácil entender la decisión de Su Santidad, ya que el ministerio Petrino, exige unas fuerzas que ningún humano, joven o anciano, tiene. Solo la ayuda del Espíritu Santo hace posible que una persona pueda asumir semejante responsabilidad. Su Santidad, después de mucho discernimiento, y en ejercicio de su libertad personal, decidió que la Iglesia necesita otro pastor.

El trabajo de ser Papa es el más difícil de la tierra, y tendría uno que estar loco para querer ser Papa. Nadie quiere ser Papa porque la responsabilidad de cargar la cruz de la humanidad es demasiado grande y pesada. Se es elegido Papa probablemente contra la voluntad del elegido, y solo la certeza de que el Espíritu Santo obró en la decisión,aunado al voto de obediencia, le hacen aceptar tan grande responsabilidad.

Sé que al igual que yo, muchos católicos le deben gran parte de su proceso de conversión a este gran Papa, y probablemente al igual que yo, estén experimentando el dolor lógico de haber perdido a un Padre espiritual, al Papa con quien tenemos una deuda impagable de eterna de gratitud.

Gracias Santo Padre por haberme devuelto la vista, gracias por haber iluminado el camino del rebaño por tanto tiempo, gracias por ser mensajero valiente de la Verdad en unos tiempos en que nadie quiere oírla y en donde cada día son menos aquellos que la buscan sinceramente.Dios lo bendiga porsiempre Santo Padre, y que desde su merecido sitio de retiro, ore por la humanidad y por cada uno de nosotros.



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