El manoseo constitucional

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Francisco Galvis Ramos

Francisco Galvis Ramos

Columna: Contrapunto

e-mail: contrapunto@une.net.co



Bastó el anuncio de la eventual postulación del ex presidente Álvaro Uribe Vélez para encabezar la lista de candidatos al Senado de la República por el Centro Democrático, para que se alborotaran las camarillas palaciegas de la autodenominada Unidad Nacional y emplazaran sus más notables 'constitucionalistas', como el médico Barreras, para la búsqueda de fórmulas abortivas de la epopeya civil que conducirá a la reconquista del poder por el pueblo, para devolverlo al servicio de la Nación entera.

En reuniones nocturnas, como corresponde a los aquelarres, galenos, golillas y ciertos aventureros se devanan los sesos en procura de recetas que los ponga a salvo de los vientos huracanados que, desplegándose libres, levantan en el proceloso vuelo la carga emotiva de los ciudadanos frustrados y encadenados por las contramarchas y vilezas del régimen.

De una parte, han tratado de meter miedo con el cuento, por cierto 'chimbo', que con la elección senatorial el ex presidente Uribe perdería ciertas inmunidades, de esas que una vida pulcra no requiere, aparte que nadie puede ser informado, ni juzgado, sino conforme a leyes sustanciales y procesales preexistentes a los hechos que se le llegaran a imputar, salvo que las posteriores le fueren favorables. Ese es un principio universal que ningún rábula podrá atacar con esguinces perversos o rebuscados.

De otro lado, los despavoridos, metidos a constitucionalistas, emplazan 'cilindros' para abrirle tronera a la Carta Política de 1991 e introducirle unas reformitas a los incisos uno y dos del artículo 171, que establecen que: "… El Senado de la República estará integrado por cien miembros elegidos en circunscripción nacional…" y que "…Habrá un número adicional de dos senadores elegidos en circunscripción nacional especial por comunidades indígenas…".

Se trataría entonces de tramitar con singular premura una enmienda a la manoseada Constitución en materia política, que sería como la doceava de esta naturaleza desde que aquella fuese promulgada. Entre las demás, 8 han tocado con temas económicos; 6 judiciales, incluida la malograda; 5 sociales y pensionales; 4 administrativos, etc., hasta superar la trientena.

Bueno, pero hasta ahí habrán leído el Presidente y los espantados senadores y representantes, escasos de tiempo como viven para adentrarse en la relación íntima con las normas constitucionales y, siendo de ese modo, no sabrán de la existencia de las previsiones del artículo 377 según el cual: "… Deberán someterse a referendo las normas constitucionales aprobadas por el Congreso, cuando se refieran a los derechos reconocidos en el Capítulo I del Título II y a sus garantías, a los procedimientos de participación popular, o al Congreso, si así lo solicita, dentro de los seis meses siguientes a la promulgación del acto legislativo, un cinco por ciento de los ciudadanos que integren el censo electoral…". He ahí el medio de defensa que nos dispensa la Constitución y ténganlo por seguro que, sí los gatos bandidos osan adelantar la expedición para cambiar las reglas del juego a la hora décimo nona, a mansalva y prevalidos de mayorías ya espureas y en trance de derrota, haremos uso del mecanismo del Referendo para que prevalezcan las claras mayorías populares, logrando la derogatoria del engendro, lo que por sí ya sería premonitorio de lo que sucedería a la elección de congresistas y presidente y vicepresidente de la República.

¿Quién dijo miedo? Serán ellos, los otros, porque nosotros desde del Centro Democrático ya marchamos a ¡paso de vencedores!

Tiro al aire: y oiremos al presidente Santos pronunciar aquellos versos de Rafael Pombo en El Gato Bandido: "… Confieso mi gran delito y purgarlo es menester", dice a la madre; "has de ver que nunca más seré malo, ¡oh mamita! dame palo ¡pero dame qué comer!".