El carbón, nuestro cáncer

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Escrito por:

Jacobo Solano Cerchiaro

Jacobo Solano Cerchiaro

Columna: Opinión

e-mail: jacobosolanoc@hotmail.com

Twitter: @JacoboSolanoC



Aunque muchos digan que el carbón ha sido la gran panacea para la región, el final de esta negra historia dará cuenta de que los grandes beneficios y utilidades son para los extranjeros que mueven 8000 millones de dólares año, y aquí solo quedarán poblaciones arrasadas, cráteres inservibles y mucha gente afectada por la irresponsabilidad de estas empresas inhumanas, que solo piensan en el factor económico. Para colmo de males, las pocas regalías ahora son repartidas entre regiones que no sufren el impacto.

El momento que vive el sector minero es verdaderamente dramático, pero creo que ha sido buscado por ellos mismos, hoy el 70% de la producción de carbón del país se encuentra paralizada: Paro en Cerrejón, ocasionando pérdidas por más de 6 mil millones de pesos diarios, con un sindicato plantado en raya, exigiendo mejoras salariales y condiciones de salud dignas. Drummond, suspendida por su irresponsabilidad ambiental, que no es de ahora, esta multinacional siempre ha estado involucrada en procesos por afectación al medio ambiente en el descargue, en la línea férrea y en las áreas de explotación, para no hablar del incumplimiento con los reasentamientos y la desviación descarada de ríos, entre otras, ya se aprestan a desviar el Rio Tucuy y nadie dice nada. Además, la suspensión del proyecto carbonífero de CCX en la Guajira, que tenía previsto explotar la zona de San Juan del Cesar y sale con el cuento que es por las dificultades que enfrentan para obtener licencias ambientales y los acuerdos con las comunidades indígenas, mentiras, es porque el Carbón comienza a perder valor en los mercados internacionales, de 120 dólares pasó a 60, y así el negocio no es rentable. No obstante, en medio de esta nube negra que nos envuelve, la salida de los brasileros alivia un poco, porque esa zona se iba a convertir en otro corredor minero igual al del centro del Cesar, donde predomina el trabajo y la prostitución infantil, contaminación, accidentalidad vial, reasentamientos no cumplidos. Asimismo, se iba a ver afectada la población de Dibulla, una zona que alberga una vasta biodiversidad, y hubiese sido arrasada por otro puerto carbonero, una réplica del de Santa Marta.

Pero ante este panorama sombrío ¿qué hace el gobierno? Muy poco, yo diría, que con su desidia en la supervisión y vigilancia, se han convertido en cómplices de estas empresas, con la excusa de fomentar la inversión extranjera para que se traduzca en progreso. El Ministro de Medio Ambiente, sabe más de política y medios de comunicación que de temas ambientales. Tampoco les conviene que se frene una de las locomotoras que medio le funciona. Aunque, la sanción a Drummond sea alta, de 2700 millones de pesos, para ellos es un caramelo. En la agencia de licencias ambientales hay problemas, los técnicos elaboran conceptos ajustados a las normas, pero cuando el resultado llega a los directivos, los cambian de manera descarada para favorecer a multinacionales. Así es muy difícil luchar contra esta carrera salvaje y desaforada por cumplir metas. Esperemos que la sociedad reaccione ante esta gran amenaza que puede poner en vilo el futuro de una región con vocación agrícola y no minera. Gracias a Dios se salvó el río Ranchería.



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