Ni son los que están, ni están los que son

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Gracias a las maravillas de la tecnología pude asistir al Foro Nacional Ambiental (FNA) que se llevó a cabo en la Universidad Andes en Bogotá, y que tenía como propósito promover un debate alrededor del proyecto de ecoturismo Los Ciruelos.

Interesante ejercicio académico, pero inútil. Inútil porque ninguno de los que estaba ahí decide nada. El Mamo, no representaba a los Mamos sino que hablaba como Guardián de la Sierra, un exministro arrogante y pontificador, y un profesor medio loco que después de argumentar unas cosas técnicas de por qué no se podían los Ciruelos, cuando Jimeno se lo explicó, parece que cambió de opinión y simplemente le dijo a Jimeno que eso no era lo que decía el proyecto y que había que actualizarlo.

Sin embargo sirvió para entender un par de cosas. Quedó claro que Uribe era promotor de iniciativas de ecoturismo en los parques nacionales, y que el gobierno Santos cambió de opinión.

Este cambio de opinión ocasiona unos perjuicios económicos graves a unos particulares que de buena fe iniciaron un proyecto, e imagino que de no poder realizarse, terminará en una multimillonaria demanda a la nación. La misma Julia Miranda, directora de Parques Nacionales, reconoce que hubo un cambio de opinión. Según lo que dijo el Mamo, el parque Tayrona es intocable por razones espirituales. Aunque dijo no estar en contra del desarrollo, no fue capaz de articular un solo escenario en el que la prohibición absoluta por razones espirituales y el desarrollo pudieran coexistir en un proyecto como Los Ciruelos.

Me causó gran enojo cuando el exministro, le dijo a la audiencia, y mirando al indígena con aire melodramático, que los argumentos más contundentes y los más importante que se habían hecho, los había hecho el Mamo. Este paternalismo fariseico me pareció ofensivo y de una hipocresía inaceptable.

Si vamos a ser más papistas que el Papa, y ahora vamos a salir con el cuento del respeto por los hermanos mayores, pues será tumbar toda Colombia, y además repatriar a aquellos que son descendientes puros de europeos para devolverles a los indígenas sus lugares sagrados.

En buena hora le daríamos buen uso a la Marina Internacional, desde donde se podría iniciar la diáspora de repatriación. ¡Qué zarpen las calaveras del Pavo! Lamentaría no poder acompañarlos en la travesía transoceánica, pero estoy seguro de tener sangre indígena, así que me quedaría. Eso sí, les haríamos una despedida con todos los hierros.

¡Ridículo! ¿Cuándo le habrá importado un pito a este gobierno, o a ningún gobierno, lo que digan o piensen los indígenas? El paternalismo hipócrita del exministro llega más de 500 años tarde, y le queda de para arriba argumentar contra la profusa evidencia histórica, y no tan histórica.

No veo la necesidad de hacer otro foro inútil en Santa Marta, porque el tal foro es una botadera de corriente que no va para ningún lado. Si, debería hacerse uno en Santa Marta pero con los que son y que pueden decidir. Sentémoslos a todos en una mesa, y hagamos una gran discusión, incluso con expertos internacionales, pero no solo sobre Los Ciruelos sino sobre política ambiental. Es claro que del gobierno Uribe al gobierno Santos hubo un cambio de paradigma, pero que no está bien articulado normativamente.

Y la pregunta del millón, es ¿qué le toca a Santa Marta? Tierras excluidas de explotación económica, ameritan una compensación para el distrito. Pero no un porcentaje de los impuestos, como sugirió el exministro, sino el equivalente delo que entraría de ser explotadas esas áreas con hoteles de ecoturismo de clase mundial.

Se dijo que la inclusión social es importante, y que el Tayrona es para que los pobres de Colombia hagan turismo porque los ricos tienen de donde escoger; o sea, que ahora quieren llevar el turismo de olla al Tayrona. Todos tienen derecho a elegir, menos los samarios.

Pero el gobierno no tiene plata para nada. Ni para comprarle la tierra a los dueños ni para parques nacionales ni para nada que huela a medio ambiente. En conclusión, a los samarios ni nos dejan pescar, ni nos dan el pescado.