La negra tiene su tumbao

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Pocas figuras en Colombia despiertan pasiones tan intensas como Piedad Córdoba, y es precisamente por esto, que me parece interesante analizar a la sagaz política que hay detrás de ella porque creo que puede enseñarnos mucho del arte de la política.

Para comenzar, es doblemente minoría: mujer y negra. Estos deberían ser factores que normalmente estarían en su contra, pero que ella hábilmente ha utilizado a su favor, ya que hay un número nada despreciable de electores que se identifican con ella únicamente por su doble condición de minoría.

Como si fuera poco, Piedad ha hecho de la polémica su arma política favorita, principalmente con posiciones de oposición que rayan en izquierda radical y casi que subversiva. Sin embargo, al igual que los camaleones, tiene la habilidad de matizar y suavizar su posición según la ocasión pero sin cambiar su esencia.

No es un estilo nuevo en la historia política del mundo y ni siquiera en Colombia, en donde cabe recordar a figuras de este corte como el asesinado Gaitán.

Lo que si es bastante interesante es que sea mujer y negra y que además, hoy por hoy, sea la figura política más interesante y notoria que tiene el liberalismo.

Piedad, como buena política, cuando dice algo despierta emociones, juega con las emociones de sus oyentes. Muchas veces no es lo que dice sino el cómo lo dice.

Las pasiones viscerales afloran naturalmente en su boca y conmueven las entrañas; a unos causándoles gozo, y a la mayoría de los colombianos, gobierno a bordo, nauseas incontenibles. Sabe por demás, que las emociones son las que generan votos y no las ideas.

En política, si las ideas no generan emociones son inservibles. Cuando escucho hablar a Piedad Córdoba, me transporto en el tiempo a los años 50 y 60 de la historia de los Estados Unidos de América, pensar en Rosa Parks, Martin Luther King. Malcom X y las Siete Panteras Negras. Hasta se me ocurre pensar, que Piedad es la octava pantera desconocida, de especie suramericana y única en su especie en nuestra selva política.

El estilo político de Piedad me recuerda mucho el de Malcom X, quien mezcló el fundamentalismo religioso islámico con el movimiento de los Derechos Civiles. Malcom X tenía un discurso totalmente emotivo, llenó de rabia y odio, que transmitía y contagiaba a sus oyentes, era un fenómeno mediático, un verdadero imán, que contaba en esos momentos históricos, con el escenario social y político, segregacionista en su esencia, ideal para su figuración histórica.

Piedad también ha entendido que hay unas circunstancias de tiempo, modo y lugar que son propicias para una figura como ella. Esas circunstancias son la cruenta historia de nuestra violencia política, el fenómeno del narcotráfico, el fenómeno paramilitar y el experimento caudillista de Álvaro Uribe, entre muchos otros, estos ya de índole social.

Valga la pena mencionar, que este estilo de liderazgo político, rara vez alcanza a llegar a la presidencia o su similar. Generalmente, estas carreras son truncadas violentamente porque siempre hay un sector minoritario que al sentirse violentado con y por las palabras, responde con la violencia física.

La historia es fértil en ejemplos, pero para mantenernos en el contexto del movimiento de los Derechos Civiles en los Estados Unidos de América, recordemos la suerte de Martin Luther King y Malcom X, y en Colombia a Gaitán y Galán. Ojalá esto no le suceda jamás a Piedad Córdoba. Desafortunadamente, para este tipo de líderes la inmolación es su mejor aliado histórico y el tiempo su peor enemigo.

Dejados a sí mismos, terminan por autodestruirse. Un político hábil evita la autodestrucción reinventándose constantemente.

Creo que como fenómeno político y como materia de estudio, Piedad es materia fascinante y que merece que otros practicantes del arte de la política estudien y analicen su caso.

No para enfocarse en los ideales que promueve Piedad sino para analizar su perfil político, escogido y diseñado milimétricamente y con mucho cálculo político, el cual como un traje diseñado a la medida y para la ocasión, le queda perfecto a Piedad.

Ella sabe que ropaje y que ideario político van con su personalidad, y gracias a que ha sabido crear un personaje creíble, ha podido alcanzar la figuración política que hoy tiene, y es para mí de lejos el fenómeno político más interesante que tiene Colombia.

Nunca dejo de pensar, que menos mal que Piedad es de izquierda y no de derecha porque entonces sí que estaríamos en problemas. Dios sabe como hace sus cosas.



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