Cayó con siete toneladas de explosivos que le derribaron en su campamento, ubicado en la Macarena, en el departamento del Meta, Víctor Julio Suárez, más conocido como el "Mono Jojoy". Hombre no malo, sino doblemente malo, quien tenía a toda una sociedad secuestrada y atemorizada hasta el cansancio.
Que jamás quiso la paz, que jamás amó a su país, que le hizo daño a miles de compatriotas, la mayoría pobres, por los que él supuestamente luchaba.
Con la muerte del Mono Jojoy, por parte de nuestras Fuerzas Militares, termina la era del guerrillero más criminal y sanguinario que haya dado la historia reciente. Dos puntos por aportar, en primer lugar felicitar a los militares y policías que arriesgaron sus vidas en la operación y segundo , al presidente JMS (Juan Manuel Santos), sin duda un verdadero estadista.
Pero a la vez, se terminan varios mitos de los ocho años anteriores.
* Está demostrado que no hay necesidad de reelecciones presidenciales, para luchar contra los grupos violentos.
* En sólo dos meses, nuestro presidente JMS, ha demostrado más resultados que los ocho años terribles de Uribe.
* Quedan en entredicho los cuestionamientos que sectores recalcitrantes del uribismo, hicieron a través de los medios de comunicación, en contra del Presidente, mostrando una supuesta debilidad de él y una supuesta fuerza de las Farc.
* Que sin Uribe no hubo tal hecatombe ni nada por el estilo.
Lo único reprochable de todo esto fueron las imágenes en los diferentes medios del maloliente cadáver del siniestro personaje. Por momentos sentí que estaba en siglos pasados, como en Europa, donde se guillotinaban los enemigos en presencia del pueblo sediento de sangre.
O en la época de la Inquisición, donde se quemaban en las hogueras a quienes no siguieran las doctrinas religiosas, o en las batallas campales de los circos romanos, donde leones y elefantes asesinaban a seres humanos ante la complacencia del público, sediento de pan y circo.