El deporte del polo

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



La historia de este deporte se origina con los persas quienes lo practicaban en la antigüedad, toda vez que sus unidades de caballería se entrenaban jugando este recio ejercicio a caballo. Las tribus iraníes según los historiadores tenían competencias de polo.

Más algunos que han ahondado en el tema consideran que fue en China donde se comenzó realmente la práctica del polo, pues hubo un Emperador Sapour II que aprendió a jugar al polo a los 7 años. Era el pasatiempo real durante varios siglos. Por ello se afirma que es el rey de los juegos y el juego de los reyes.

Llegó a Occidente por conducto de los ingleses, dado que en la India en 1869, fueron los británicos quienes empezaron a familiarizarse con la destreza y conocimiento para la utilización del caballo detrás de una pelota, con miras a hacer goles al otro equipo. También ellos pusieron a los elefantes a que los acompañaran en esta distracción hípica.

La confrontación entre los polistas es muy sencilla. Son dos equipos en una cancha grande, cada uno de cuatro jugadores y el ganador es el que anote más goles en la portería contraria. Se le pega a la bola de madera o plástico con un taco con vara de bambú y cabeza también de madera. El arco es sin horizontal, es decir sin travesaño. Ciertos comentaristas deportivos hacen referencia al polo simplemente como el futbol a caballo.

En Inglaterra Canadá, Pakistán, Australia, India y España es donde se organizan durante el año torneos de polo. En América a partir de 1900 se está practicando principalmente en Argentina, Estados Unidos, Uruguay, Chile, México y Colombia.

Aquí se juegan partidos de polo en Bogotá en el Polo Club y en el Club Los Pinos y en Cali se practica con unos pocos jugadores. Es un deporte elitista y excluyente puesto que los costos no más de un caballo de polo es de 15000 dólares y su crianza mensual vale 2000 dólares. Nuestros polistas son familias que poseen ese entorno deportivo

No es un deporte popular, a diferencia de Argentina donde el hincha racinguista, boquense o riverplatense tiene su predilección en la cancha de polo. Como algo excepcional hemos alcanzado tan solo un jugador de 7 de hándicap internacional.

Pero el país singular, en el cual hay 3000 jugadores de polo, los mejores caballos y los jugadores de más hándicap es Argentina. Pueden tener fácilmente tres equipos de cuarenta de hándicap, esto es el máximo. Son sin discusión los mejores del mundo. No hay hoy por hoy un equipo que los pueda inquietar. Se imponen amplia y seguramente por razón de su solvencia y calidad de sus jugadores.

Fueron los argentinos en 1936 los últimos campeones olímpicos. Se han celebrado campeonatos mundiales, pero para que los polistas argentinos no dominen, limitaron los hándicaps para que haya más competencia y se puedan equiparar los participantes. El único equipo que siempre ha clasificado a los mundiales es Argentina, salvo en el 2008 en que estuvo por fuera de los mismos.

La catedral del polo es la cancha de Palermo en Buenos Aires. En días pasados, terminando el 2012, pudimos darnos el gusto de ver la final del abierto argentino, disputada en ese terreno de juego entre La Dolfina y la Erllestina. La pasaron por el canal deportivo de ESPN. Ganaron los segundos, cuyo equipo está conformado por los hermanos Pieres. La mayoría de los equipos en Argentina tienen tradición familiar, de ahí que desde los abuelos se van renovando y las nuevas generaciones en este momento son garantía del esplendor del polo en esa República.

El mejor jugador en la historia es el argentino Juan Carlos Harriot, quien golpeaba la bola entre las patas del caballo, golpe que después en tenis imitó Guillermo Vilas el gran tenista argentino al igual que el suizo Roger Federer quienes en ocasiones le han pegado a la bola en esa forma, por en medio de las piernas.

Argentina tuvo un fenómeno del polo y del deporte, Carlos Menditeguy. Como Polista alcanzó el 10 de hándicap, brilló en automovilismo en fórmula 1 y en carretera y en el tenis figuró entre los top de su país. Fue golfista y futbolista Además era piloto de avión y en ocasiones voló aviones supersónicos de la Fuerza Aérea Argentina.

Inglaterra quiso en los juegos olímpicos de Londres de que se volviera a tener en cuenta el deporte del polo, puesto que por ser una Monarquía les gusta el deporte de los Reyes, pero no pudieron cristalizar ese anhelo.

Esa hubiera sido la oportunidad para que los argentinos se desquitaran del desastre de la guerra de las Malvinas porque por buen equipo que tengan los representantes de la realeza, lo cierto es que no pueden aspirar sino a una digna derrota en el campo deportivo.