Liderazgo de rufianes

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Juan Echeverry Nicolella

Juan Echeverry Nicolella

Columna: Purgatorio

e-mail: juanecheverry@hotmail.com

Twitter: @JPEcheverry



Los líderes han sido siempre importantes en las relaciones entre personas. A través de ellos se han cumplido metas y conseguido logros. Pero también se han propiciado catástrofes y generado crisis. En la historia de la humanidad existen varios tipos de líderes. Y muchos otros que pretenden serlo sin lograrlo. El liderazgo suele ser una camisa a la medida de la personalidad de cada individuo. Por eso se encuentra en un gran número de formas.

Sin embargo podemos agrupar los tipos de líderes en dos grandes conjuntos: primero, los que se ponen al frente de los demás y esperan ser seguidos; y segundo, los que desde atrás van empujando a los otros hacia adelante. Hoy en día los expertos de la administración le llaman a los primeros macro gerentes y consecuentemente a los segundos micro gerentes.

Los que se ponen enfrente, prefieren delegar los asuntos en su grupo de trabajo mientras ellos buscan ser la imagen de todo y recibir los resultados del esfuerzo de sus asesores.

No siempre están enterados de los pormenores de su administración y antes de tomar cualquier decisión deben consultarlo con quienes realmente saben.

Dentro de este tipo de líderes se encuentra el Presidente Juan Manuel Santos. Quien nunca fue elegido en un cargo de elección popular antes de la presidencia que hoy desempeña. Siempre navegó a través de la gran burocracia pública a punta de nombramientos ministeriales y cuando decidió volverse candidato a la presidencia lo hizo como él mismo decía repetidamente en campaña: "en hombros de un gigante". El mismo gigante que hoy se empeña en llamar rufián de barrio.

Del segundo grupo hacen parte los líderes que aunque aprenden a serlo, parece que hubieran nacido con ello. Como si el liderazgo fuera algo genéticamente predispuesto. Ellos no se conforman con las conclusiones de sus consejeros, se preocupan por conocer detalladamente cada problema y son quienes guían e impulsan a sus equipos de trabajo.

Parecen inspirar mostrándonos a todos el camino indicado, incluso cuando las mayorías no les dan plenamente la razón. Este tipo de liderazgo lo aprenden también quienes tienen relaciones profundas con el campo. Los campesinos saben desde tiempos ancestrales que para arriar el ganado se necesita impulsar desde atrás sin que se disperse la cuadrilla.

No es entonces casualidad que un personaje cercano al campo como el ex Presidente Álvaro Uribe Vélez sea un fiel exponente de ese tipo de liderazgo.

También lo es, guardando la proporción de su contexto histórico, un estadista tan grande como el africano Nelson Mandela.

Cuando alguno de los dos tipos de liderazgo se impone en una organización o Estado, termina por transformar completamente las relaciones que se dan entre sus agregados. Es claro que ser jefe no indica necesariamente ser líder. Pero cuando un jefe adopta alguno de los liderazgos, compromete sus seguidores a los resultados del mismo y además los influye para que actúen en la misma forma.

Decidan ustedes mismos cuál de los estilos es más parecido al que utilizaría un rufián, que en este caso no es de barrio sino de Estado.

Ñapa: entre los que quieren ser líderes sin lograrlo, la mayoría se confunde admirando un tipo de liderazgo y poniendo en práctica otro radicalmente opuesto.