La Región Caribe

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Edmundo Jiménez Valest

Edmundo Jiménez Valest

Columna: El Hurón

e-mail: edmundo_jimenez@yahoo.es



Con las consecuencias que generará el fallo negativo de la Corte Internacional de Justicia, respecto a las aguas Internacionales cerca al Departamento de San Andrés y Providencia, es hora que la dirigencia política de la Región Caribes, comience a darle vida y hacer vigente la propuesta que se ha venido cocinando, muy tímidamente por cierto, por parte de algunos personajes del ámbito político de la Región, como la que siempre ha venido planteando el ex gobernador del Atlántico Verano de La Rosa y otros gobernantes, cuando dice que es hora que la Región Caribe entre a ser parte de aquellas que reciben todo o una gran tajada del PIB, que no es más que darle aplicación a lo que preceptúa nuestra Carta Magna en su Artículo 306 que sugiere la constitución de Regiones administrativas y de planificación.

Una Región constituida en ese sentido significa que dos o más departamentos podrán constituirse en regiones administrativas y de planificación, con personería jurídica, autonomía y patrimonio propio, cuyo objetivo principal será el desarrollo económico y social del respectivo territorio. Para ello, se convocó previamente a las personas residentes allí para que se pronunciaran con su voto de la conveniencia o no de la constitución de otra entidad territorial en la Región.

Efectivamente, la sociedad se pronunció positivamente, depositando más de 2 millones de votos en favor de la constitución de otra entidad territorial. Esta manifestación de la comunidad Caribe indica el camino que en el futuro deben seguir todos aquellos que eventualmente quieran gobernar a Colombia, como es un mejor desarrollo político, cultural y económico de la Región.

Desarrollar la norma supra en favor de la Región Caribe, no significa un intento de separatismo, como lo han querido mostrar algunos detractores de la propuesta, por lo contrario, ayudará a mejorar las condiciones de vida de sus habitantes de aquella, y le quitará una responsabilidad relativa al sector central referente a la inversión social y en la ejecución del presupuesto.

Claro, la dirigencia tanto política como industrial, tendrá que mejorar en sus procedimientos de hacer política y de respetar la cosa pública por cuanto es allí donde se encuentra la mayor resistencia en no dejar en manos de los dirigentes Político de la Región la construcción de las políticas públicas y la generación de riquezas y, como es natural, la pérdida de fuerza política de los diferentes partidos que existen en Colombia.

El problema, más que económico, es político. No existe voluntad política en las diferentes cámaras del parlamento colombiano para que la propuesta de la Región Caribe avance. Allí está en la Constitución Política de Colombia. Hay que hacer uso de ella para bien de una gran parte de la sociedad colombiana que entre otras cosas, regularmente, es donde los politiqueros de turno, con sus microempresas electorales, en época de elección- Presidencia- Senado elegidos- buscan votos y prometen a los residentes, un mejor desarrollo económico y una vez elegidos, se olvidan de ellos y, pasa con ellos, como lo que acaba de suceder con los cayos en el departamento de San Andrés y Providencia. Se pregunta entonces ¿para que sirvieran los más de dos millones de votos depositados en la Región Caribe en ese momento histórico respecto en favor de la creación de la otra entidad territorial? ¿Cómo se hacen efectivos? En estos casos ¿dónde están los representantes a la Cámara y senadores oriundos de la Región?

Hay un cáncer al respecto. La clase política y empresarial de la Región Caribe, principalmente. Todos reciben altos beneficios del gobierno central. Los primeros reciben cuotas burocráticas en altos puestos en el gobierno central: ministerios; asesores en la presidencia de la República y burocracia en las entidades territoriales.

Los otros, el gobierno central le brindo el TLC, espacio para complementar el capitalismo salvaje y ellos aumentar su riqueza. Esas son razones más que suficientes para no dejar pasar en las cámaras algún proyecto en ese sentido.

Otra razón, no menos importante, es la dependencia de ideas de aquellos que se han de llamar líderes de la Región Caribe, con las excepciones, que las hay, cuando deben obtener avales políticos de los partidos para aspirar a ocupar un cargo público de elección popular: alcalde- gobernación. Pero todo ello es necesario superarlo si se quiere que la Región Caribe sea tenida en cuenta en la repartición del PIB de tal manera que satisfaga sinceramente a la sociedad asentada allí.

La Región Caribe, igual que la pacífica, le genera muchas riquezas al país y su sociedad se sacrifica en pro del desarrollo, algunas veces general, y otras en el aumento del patrimonio privado de algunos particulares. En el caso de Santa Marta se encuentra que gran parte de un corredor turístico está contaminado por residuo de carbón, mineral que es transportado desde minas lejanas y con puerto de embarque en las playas de esa región. Allí estáun sacrificio sin retorno de parte del sector central para mejorar el medio ambiente deteriorada por la actividad carbonífera. Se observa una desidia y falta de atención de parte del gobierno central por esa comunidad, con una complicidad soterrada de los dirigentes locales.

La sociedad de la Región, junto con los Líderes Políticos, debe apropiarse de esa iniciativa y propender llevarla a buen puerto. Es hora ya que los caribeños desarrollen sus políticas públicas de acuerdo a su cultura, sus riquezas y sabiduría.