Y debió saberles a cacho

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Francisco Galvis Ramos

Francisco Galvis Ramos

Columna: Contrapunto

e-mail: contrapunto@une.net.co



La comedia tiene como temas los despechos, la guasa, el pillaje, la ratería, la trampa, etc., e involucran a personas corrientes y no tan comunes que tienen debilidades, depravaciones, vicios y demás cosas parecidas.

La comedia para que sea comedia deber mover a risa, pero nada como la que desataron las tragicomedias protagonizadas, de un lado por el señor Silva Luján, exministro de Defensa del presidente Uribe y ahora compañero de reyertas del presidente Santos y del otro por el tristemente célebre hampón Yair Klein.

¿Por qué tragicomedias?

¡Sencillo! Porque ambos, Silva y Klein, desataron la hilaridad nacional y tragedia porque desnudaron la calaña de los autores, es decir los vicios del carácter de cada cual.

Lo de Silva estremece. Lo de Klein confirma.

Como en las comedias, estos personajes denotaron en sus palabras carencia de calidad moral y desnudaron de sí las peores perversiones humanas: en Silva, la conducta desleal hacia quien fuera el dadivoso favorecedor y la condición hipócrita con que sirvió en el gobierno y en Klein, el prototipo del mercenario criminal que finge y miente por encargo a costa del daño que produce en los demás.

Uno y otro quedaron chocarreros y, no habiendo nada oculto entre cielo y tierra, algún día se sabrá de quiénes los determinadores de la injuria y la calumnia, del quantum pagado por los miserables servicios y de quiénes los contribuyentes. Obraron con dolo. Resulta válida cualquier suposición.

Los agresores aparecen orquestadamente y al tiempo para distraer al público ante a la oleada terrorista que nos azota y a la inminencia de sucesos que comprometen la dignidad nacional, tales como el fallo de la Corte Internacional de Justicia y la iniciación de conversaciones en La Habana entre los "Kmer rojos" y el frente "Kike Santos" para la rendición nacional. Pero ante todo haciendo parte de una cruzada destinada a contener la fuerza arrolladora del presidente Uribe. ¡Esfuerzos inútiles!

Silva, bellaco insigne. Klein, villano de siete suelas.

Y de malas, debió saberles a cacho. El país casi que en pleno ha reaccionado con sobredosis de energía para castigar las infamias, al punto que las redes sociales estuvieron copadas en la defensa del presidente Uribe, en especial la autopista de la información Twitter, llegándose al caso también que un profeso anti uribista, como Ramón Elejalde Arbeláez, dedicara su columna dominical en El Mundo de Medellín a controvertir los ataques de Klein, cosa que se le agradece y que en esta como en otras ocasiones habla bien de él.

Ante episodios como estos viene a la memoria el señor Pombo cuando escribiera: "… Michín dijo a su mamá, me voy a volver pateta y el que atrevido se meta en el acto morirá…". Y véase que el par de "michines" murieron víctimas del desprecio que concitan los truhanes en las multitudes.

Aquí los únicos que deberán estar de celebraciones son los mamertos y, obvio, en la Casa de Nariño, en el Congreso y ciertos ex magistrados por supuesto.

Tiro al aire: "Aunque seas tan casto como el hielo y tan puro como la nieve, no escaparás de la calumnia". (William Shakespeare).



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