Mar territorial con Nicaragua

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Escrito por:

Alfonso Lopez Carrascal

Alfonso Lopez Carrascal

Columna: Pedagogía Constitucional

e-mail: lopezcarrascal@yahoo.com



Para los profanos en Derecho, que constituye nuestro especial destinatario hay que precisar que el Derecho Internacional Público es aquel en que se debaten dos conflictos o más entre Estados, a diferencia del Derecho Internacional Privado que el conflicto lo es entre una persona natural o jurídica privada y un Estado extranjero cualquiera.

El problema desatado por la Corte de Justicia Internacional de La Haya es un conflicto de Derecho Internacional Público. En el caso que nos congrega la Corte Internacional de Justicia lo que hizo fue extender la línea de delimitación marítima más allá de lo señalado en el Tratado Esguerra Barcenas de 1928.

La Corte ha dicho que la soberanía nacional descansa sobre las islas, cayos y bajos, pero al mismo tiempo le resta soberanía al mar territorial que rodea esos cayos, o sea que a Colombia se le dice que su límite marítimo es de doce millas náuticas y en cambio a Nicaragua se le extiende el mar a 200 millas marinas, como zona económica especial que niega a nuestro país y es allí en el mar donde se encuentra la riqueza, bien sea ictiológica o de recursos naturales.

Si la Corte daba aplicación al derecho consuetudinario internacional entonces ha debido respetar el uispossidetisjuris que desde 1810 tenía Colombia sobre esos mares e islas y cayos. No se respetó la costumbre internacional de la posesión de juris por parte de Colombia. No puede entenderse que la Corte como si fuera la Corona Española señale que los cayos de Serranilla y Bajo Nuevo queden en aguas territoriales de Colombia sino en común con Jamaica, y los cayos Quitasueño y Serrrana en aguas ni siquiera internacionales sino nacionales con el nuevo fallo en Nicaragua.

Ese fallo dará lugar a conflictos, primero porque no sabemos hasta dónde Nicaragua pueda restringir ese paso inocente, especialmente cuando transiten embarcaciones de la Armada Nacional y el otro problema es la libertad de pesca. El 10.7% del territorio marino le fue "confiscado" o despojado a Colombia y que representa aproximadamente 100.000 kilómetros cuadrados.

El ganador fue Nicaragua porque se queda con una gran extensión del mar territorial mientras Colombia se queda con unos cayos que apenas sirven para instalar faros y aprovechar sus playas. Nicaragua hasta hace tres años contó con el mejor abogado del mundo en esta materia y si hubiera estado vivo se queda con la Colombia continental. Nosotros seguimos dependiendo de nuestros intelectuales andinos que cuando vienen a las costas es para bañarse en las playas, pero más allá de la teoría del Derecho del Mar no conocen el mar.

Se ha debido oxigenar el equipo jurídico, pero no lo que pasó que era una sentencia anunciada. Bien decíaGarcía Márquez en su obra ‘Cien Años de Soledad’, hablando del Coronel Aureliano Buendía que cuando llegaban de Bogotá lo primero que hacia como gobernante era entretenerlos para que firmasen todo bien llevándolo donde las "putas" y ese ha sido en nuestra región Caribe la manera de atender a esos lanudos de la capital.

Fueron descuidadas las relaciones públicas y no tiene nada de raro que el amigo Chávez haya sabido intervenir en este asunto. Pero no olvidemos de acuerdo con el derecho del mar que estableciera las Naciones Unidas que esa "zona económica" de 200 millas, no es ni altamar, ni mar territorial, ni zona contigua sino que constituye un sistema híbrido que trata de conciliar los derechos del Estado Ribereño con los terceros.

A los terceros el derecho de sobrevuelos, libre navegación, tendido de cables submarinos, pero la pesca es reservada al Estado Ribereño y ese es el problema si queremos ayudar a la comunidad que habita esos territorios de islas y cayos. Creemos que de buenas maneras se deben buscar estados amigos, por ejemplo Chávez, para que se respete el derecho de pesca de nuestros nacionales y el paso inocente de las embarcaciones inclusive las de la Armada Nacional. No es el momento para lamentaciones como ya lo vimos en el pasado con las Costas de Coquivacóa, Leticia y Panamá que se perdieron.

Lo sucedido es una confiscación o despojo de nuestro mar territorial en que se desconocieron muchos aspectos que le daban derecho pleno a Colombia. Que pida aclaración del fallo, porque si hay soberanía nacional sobre los cayos debe haber también soberanía sobre el mar territorial. Se necesita la mayor tranquilidad por parte de los estudiosos del tema. Lamentamos que el Almirante Arango Bacci no haya sido parte de ese equipo asesor porque se trata de un hombre de mar nacido a la orilla del mar y lo conoce plenamente.



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