Santa Marta hermosa y dolorosa (y III)

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Alvaro González Uribe

Alvaro González Uribe

Columna: El Taller de Aureliano

Web: http://eltallerdeaureliano.blogspot.com



Continuando y terminando ya con este breve análisis de nuestra ciudad, específicamente sobre la situación social de la misma hay que decir que nunca se puede justificar la violencia con la pobreza, pero sin duda en la inseguridad inciden fuertemente la falta de oportunidades laborales, al igual que un proceso de desmonte paramilitar mal hecho como en todo el país.

En resumen, Santa Marta es uno de los caldos de cultivo nacionales más propicios para el crecimiento de las bandas criminales cuyos integrantes provienen de todo el país, porque saben de esas condiciones.

A todo esto se suma que hay dos Santa Martas: La turística y de congresos ubicada en un sector -y cuyos usuarios flotantes poco salen del mismo, y la ciudad-ciudad corriente y común en donde vive la mayoría de la gente, que es la que sufre los problemas de orden público. Pese a que ambas se necesitan para su dinámica económica, es un factor que pone en vitrina una inequidad a veces ofensiva. Además, la imagen que de la ciudad tienen los habitantes del interior, y la que más ocupa a los gobiernos nacionales, es la de la Santa Marta turística, lo cual invisibiliza a la otra Santa Marta. Esas dos Santa Martas hay que armonizarlas.

Por lo pronto -y sé que suena desesperanzador- en medio de los actos de violencia toca esperar a que ojalá muy pronto las nuevas medidas del Gobierno Nacional sean efectivas y además se sostengan por el tiempo necesario. Y eso sí: sin tapar absolutamente nada, ser responsables y prudentes en el correr de los rumores y en el anuncio de las noticias ligeras que se incrementan por motivos políticos, por el afán de la chiva y por un temor ciudadano apenas natural. Pero esa misma prudencia es de doble vía: también es exigible a las autoridades en el anuncio de sus avances contra la delincuencia.

Paralelamente (aunque suene a lugar común, pero la clave no está en "sonarlo" sino en hacerlo de verdad) hay que seguir con los esfuerzos por tejer sociedad, fortalecer las instituciones, sanear la política, y levantar la frente. Para la precaria situación económica de los ciudadanos, el Gobierno Nacional en conjunto con el gobierno local y la dirigencia empresarial, deben impulsar un plan social y económico de rápida ejecución que derrame en toda la sociedad las grandes proyecciones económicas de crecimiento que sin duda está viviendo la ciudad de Santa Marta. De lo contrario se pueden ir al traste, y pierden empresarios, gobiernos y ciudadanos.

Pero, en especial, hay una acción (quizás se le pueda llamar de choque) a realizar de inmediato: un llamado a todos los estamentos, a todos los dirigentes, a todas las instituciones incluyendo medios de comunicación, para que por encima de los intereses personales y de grupos y sin necesidad siquiera de dejarlos de lado, piensen en un interés mucho más alto que es común a todos: la ciudad.

Para ello, ya mismo se deben sentar a la mesa para construir un pacto de unión entre todos frente al delito y la violencia, cada uno actuando en lo que le corresponde dentro de las leyes, deponiendo (aunque sea por un tiempo) orgullos, afrentas pasadas y odios, dejando de lado lenguajes guerreros y zancadillas intestinas, para que la delincuencia vea que existe una dirigencia unida. Si hay algún momento en el cual se requiera humildad, solidaridad, comunión, y apagar soberbias, arrogancias y ánimos revanchistas, es hoy. De lo contrario, mañana sobre cenizas será imposible.

Por buenas medidas que adopten el Gobierno Nacional y la fuerza pública, si la dirigencia samaria sigue tan tremendamente fracturada todo quedará en el vacío, y Santa Marta seguirá siendo de quien se la quiera ir apropiando; seguirá siendo la tierra del olvido, hermosa pero a la vez dolorosa.